Restaurantes de Puerto Rico ven mejores ventas mientras levantan restricciones

Dueños de restaurantes y cafeterías comparten su experiencia durante la pandemia al tiempo que el gobierno relaja las restricciones y permite ocupación de hasta 50%.

Video Restauranteros de Puerto Rico narran su experiencia durante la pandemia

Los restaurantes, cafeterías y demás establecimientos de comida en Puerto Rico empiezan a ver la luz al final del túnel tras un año complicado para la industria debido a la pandemia de covid-19.

La Asociación de Restaurantes de Puerto Rico reporta que cerca de mil establecimientos cerraron por esta causa, pero los sobrevivientes y los emprendimientos recientes empiezan a ver crecer sus ventas una vez que se han relajado las restricciones a la economía.

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"Hemos estado casi cuatro meses con 30 por ciento de capacidad, que eso muchos restaurantes que dependen del salón comedor no es viable, apenas es viable para poder sobrevivir. Nos acaban de subir a 50 por ciento ahora, pues, muchos han tenido que adaptarse a recogido, a delivery”, dijo José Vázquez, presidente de la Asociación a CNN.

En febrero, el gobierno anunció un programa de asistencia económica de emergencia a pequeños comerciantes de 65 millones de dólares a repartirse entre los negocios elegibles para poder mantenerse abiertos.

La rutina cambió por completo hace un año para los dueños y trabajadores de los restaurantes, cuando el gobierno ordenó su cierre como medida para evitar contagios de coronavirus.

“Mira, eso fue cómo qué…’wow, ¿que hacemos? ¿Qué hacemos?’ En lo personal esos tres meses yo me fui a trabajar para la finca y allí tuve tiempo de trabajar, tuve tiempo de pensar y pues, gracias a Dios se nos ocurrió hacer la expansión", explica Bernardo López, quien tiene una cafetería en Manatí, al norte de la isla. “Tuvimos que agrandar un poco la cocina para que los empleados estuvieran un poquito más cómodos y ampliamos lo que es la terraza que pues se agrandó todo el techo, todo el techo. Mandamos a hacer los topes nuevos de las mesas para que fueran fáciles para la limpieza, todo, todo que quede todo como manda la ley".

Stephanie Soto abrió un negocio de venta de comida en Vega Baja hace dos meses y su comercio nació con la “nueva normalidad”: mascarillas, distanciamiento social y limpieza al extremo.

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“Puedes pensar que puede ser lo económico, las restricciones del gobierno, y para mí lo más difícil es continuar los protocolos, de mantenerlos aquí en el negocio, las salidas que uno sale al supermercado, ya que uno tiene que velar tanto al empleado la familia y el bienestar en común porque esto es una cadena", explica Soto.

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