Los dos niños que murieron en el tiroteo en una escuela católica de Minneapolis el miércoles fueron identificados como Fletcher Merkel, de 8 años, y Harper Moyski, de 10. Las autoridades precisaron que otros 15 niños de entre 6 y 15 años y tres feligreses sobre los 80 años, también resultaron heridos.
Una niña "brillante y alegre", un niño que amaba pescar y cocinar: las víctimas del tiroteo en una escuela católica de Minneapolis
Los padres de Fletcher Merkel y Harper Moyski hicieron un llamado a la comunidad a abordar las verdaderas causas de los tiroteos escolares para que otros niños no corran la misma suerte que sus hijos.
Merkel y Moyski fueron asesinados por una persona fuertemente armada que abrió fuego durante una misa en la iglesia de la escuela privada Annunciation. La atacante, identificada como Robin Westman, una mujer transgénero de 23 años, disparó 116 veces contra los niños y feligreses que estaban en el lugar. Westman, exalumna de la escuela, fue hallada muerta en el estacionamiento, al parecer por un disparo autoinflingido. Las autoridades le encontraron cientos de páginas llenas de ideas oscuras en las que se evidenciaba odio hacia numerosos grupos sociales. El fiscal de Minnesota dijo que la atacante "quería ver sufrir a los niños".
Los padres de Merkel y Moyski se pronunciaron el jueves por primera vez sobre la tragedia sufrida, e hicieron un llamado a la comunidad a abordar las verdaderas causas de los tiroteos escolares, para que otros niños no corran la misma suerte que sus hijos.

“Hoy perdimos a dos ángeles. Por favor, sigan rezando por quienes aún están recibiendo atención. Nunca más podemos permitir que esto suceda", dijo en una conferencia de prensa el miércoles el director de la escuela, Matt Deboer. “Como comunidad, tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que ningún niño, ningún padre, ningún maestro tenga que volver a vivir lo que hemos vivido hoy”.
Harper Moyski, una niña "brillante, alegre y profundamente querida"
En un comunicado difundido el jueves, los padres de Moyski describieron a Harper como “una niña de 10 años brillante, alegre y profundamente querida” que era “adorada” por su hermana menor.
“Como familia, estamos destrozados, y las palabras no pueden expresar la profundidad de nuestro dolor”, decía la nota.
Los padres de la niña añadieron que, aunque ahora se enfocan en sanar tras el tiroteo, esperan que la memoria de Harper impulse acciones para prevenir tragedias similares en el futuro.
“Ninguna familia debería tener que soportar este tipo de dolor”, escribieron. “Instamos a nuestros líderes y comunidades a dar pasos significativos para enfrentar la violencia armada y la crisis de salud mental en este país. El cambio es posible, y es necesario, para que la historia de Harper no se convierta en una más dentro de una larga cadena de tragedias".
Recordar a Fletcher Merkel por su vida, no por su muerte
El padre de Fletcher Merkel, Jesse Merkel, leyó entre lágrimas un comunicado el jueves frente a la iglesia donde murió su hijo, diciendo que el niño de 8 años amaba a su familia y amigos, y disfrutaba pescar, cocinar y practicar cualquier deporte.
Ayer, una persona cobarde decidió quitarnos a nuestro hijo Fletcher, de ocho años. Nunca podremos volver a abrazarlo, hablar con él, jugar con él y verlo crecer hasta convertirse en el maravilloso joven que estaba destinado a ser”, dijo su padre y pidió a la comunidad: "Por favor, recuerden a Fletcher por la persona que fue y no por el acto que terminó con su vida”.
Incluso en medio del duelo, Merkel agradeció las “rápidas y heroicas acciones” de adultos y estudiantes dentro de la iglesia, gracias a las cuales “esto no se convirtió en una tragedia de proporciones mucho mayores”.
Muy cerca de donde habló el padre, flores, peluches, velas y carteles frente a la iglesia formaban un memorial improvisado para homenajear a las víctimas.
Entre las notas escritas, una iba dirigida especialmente a Fletcher. Dice: “Te amaré siempre y para siempre”, firmada por "Mamá".
Actos de heroísmo ante el tiroteo en Minneapolis
Médicos y agentes de seguridad de Minneapolis coincidieron el jueves con Merkel, al describir la difícil huida que tuvieron que hacer alumnos y profesores, así como los esfuerzos heroicos de rescate que salvaron incontables vidas.
Cuando una de las estudiantes heridas fue llevada a un escáner el miércoles, estaba visiblemente angustiada. Sin dudarlo, una enfermera del hospital que no estaba asignada a responder a la emergencia masiva se quedó con la niña durante todo el procedimiento, pese a que los protocolos de seguridad estipulan que el personal médico debe salir de la sala para evitar la exposición a radiación.
La enfermera “se colocó un delantal de plomo, permaneció allí, le sostuvo la mano y le acarició el cabello mientras pasaba por el escáner para que no tuviera que hacerlo sola”, relató el doctor Jon Gayken, uno de los jefes de cirugía de trauma en el Centro Médico del Condado de Hennepin.
Varios de los primeros socorristas, muchos de los cuales estaban apostados a pocas calles de la iglesia, tienen hijos matriculados en la escuela católica, informaron las autoridades.
“Eso fue lo que presenciamos ayer”, comentó Gayken.
A pesar de lo inimaginable de la tragedia, añadió, el número de víctimas fue mucho menor de lo que pudo haber sido.
Marty Scheerer, jefe de los servicios médicos de emergencia del condado de Hennepin, destacó a “héroes anónimos”, como los niños y maestros que siguieron sus entrenamientos de seguridad ante tiroteos masivos, pese al caos y la incesante ráfaga de disparos.
Los niños “protegían a otros niños”, a menudo “se tiraban al suelo y se cubrían unos a otros” mientras los maestros conducían a los pequeños hacia lugares seguros.
“Eso fue clave”, señaló Scheerer.
El primer agente de policía entró en la iglesia “sin dudar” apenas minutos después de la llamada al 911, informó el jefe de la Policía de Minneapolis, Brian O’Hara.
“Habrá incontables ejemplos de valentía, desde niños pequeños hasta ancianos”, concluyó.
Con información de AP.
