El ruido fuerte es común en los vecindarios de Washington Heights e Inwood. Caminando por ciertas calles de esos vecindarios se puede escuchar una mezcla de canciones de Bad Bunny, Celia Cruz y Marco Antonio Solís viniendo de bocinas portátiles en casi cada esquina. Pero algunos residentes de estos barrios afirman que este año ha sido el más ruidoso de todos.
Residentes del Alto Manhattan solicitan silencio
Un grupo de Facebook busca soluciones después de un verano ruidoso en esta zona de la ciudad de Nueva York.


Durante la pandemia del coronavirus, los vecinos de esta comunidad han tenido que soportar música a todo volumen en las calles, fuegos artificiales, y automóviles con silenciadores alterados que los hacen más ruidosos. Después de semanas sin dormir, según describieron varios vecinos entrevistados, la comunidad se está organizado para buscar una solución.
Este año, el distrito comunitario 12 de Manhattan, que consiste de Washington Heights e Inwood, es el segundo con más llamadas al 311 en toda la ciudad, con más de 80,000 llamadas, según NYC OpenData. La mayoría de las llamadas son para quejarse de la música fuerte, con más de 36,000 reclamos, un aumento de 115 por ciento en comparación al mismo periodo el año pasado.
“Ha afectado mi sueño”, dice Maribel Tejada, una residente de Inwood. “Soy enfermera y necesito dormir. Necesito poder concentrarme en lo que está sucediendo con mis pacientes”.
Fernando Torres, otro residente de Inwood y quien sufre de epilepsia dice, "Tuve como tres convulsiones en un período de dos meses". Según Torres, la falta de sueño por el ruido provocó estas convulsiones.
"Este año es como 50 veces más ruidoso que cualquier otro año", dice Claudia Schaer, una música clásica que ha vivido en Inwood desde el 2003. "Un día estaba tratando de enseñar en línea por la tarde y no podía escuchar a mis alumnos en Zoom porque un auto afuera estaba tocando música a todo volumen".

En mayo, Schaer creó el grupo de Facebook “WaHi and Inwood for Respectful Decibel Levels”. Hoy el grupo tiene más de 900 miembros y el grupo de español tiene más de 50.
El grupo afirma que el ruido alto es un problema de salud pública. Schaer consultó con la psicóloga ambiental Arline Bronzaft, quien realizó un estudio en una escuela primaria en Inwood. Su estudio encontró que las clases cercanas a las vías del tren tenían niveles de lectura más bajos que las que estaban más lejos.
Según Bronzaft, el estrés causado por el ruido puede generar problemas de salud con el tiempo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado datos que relacionan el ruido fuerte con la pérdida auditiva, tinnitus–zumbido en los oídos–, y las enfermedades cardiovasculares.
El 4 de agosto, Schaer y otros miembros del grupo se reunieron con funcionarios locales, entre ellos la presidente del condado de Manhattan Gale Brewer, el concejal Ydanis Rodríguez, y el senador estatal Robert Jackson en una audiencia sobre contaminación acústica.
Eleazar Bueno, presidente de la junta comunitaria 12 de Manhattan, citó un estudio de la oficina del presidente del condado de Manhattan, “Podría haber una correlación entre la gentrificación y el aumento de las quejas por ruido”. Bueno sugiere que el aumento de quejas está relacionado con la gentrificación del distrito, que actualmente es 68 por ciento latino, según datos de NYC Planning.
Schaer reconoce que las quejas por ruido en este vecindario a menudo se atribuyen a gentrificadores, es decir personas afluentes que se mudan a barrios de bajo ingresos y cambian el carácter del vecindario. Los críticos contra las quejas de ruido generalmente dicen que las personas no deberían mudarse al vecindario si les molesta el ruido. Pero, Schaer dice que sus preocupaciones no tienen que ver con la cultura del barrio.
"No se trata del tipo de música que la gente está escuchando, sino de los niveles de decibelios que afectan a todo el mundo", explica.
Angel Vasquez, un miembro de la junta, sugiere que el gran aumento de ruido este año es por la pandemia y falta de trabajos. “La tasa de desempleo en Nueva York es alrededor del 20 por ciento. Se puede asumir con seguridad que está afectando de manera desproporcionada a nuestra comunidad,” dice Vasquez. “La razón por la que esto está sucediendo es porque las personas están desempleadas, no tienen trabajo, no tienen lugares adonde ir y no tienen otras cosas que hacer. Necesitan oportunidades”.
En la audiencia miembros de la comunidad propusieron la creación de un nuevo grupo de trabajo comunitario para abordar el tema.
El grupo de Facebook está pidiendo soluciones que se alejen del sistema de quejas, al que califican de inoperante, y que se minimice la participación de agencias del orden público. Algunas de las soluciones que proponen son aumentar las multas para los automóviles con silenciadores alterados, mantener las cámaras de luz roja en funcionamiento las 24 horas del día, e instalar cámaras de sonido como las lanzadas por la ciudad de Londres en octubre.
Sobre todo, el grupo quiere que se conozcan ampliamente los peligros del ruido para la salud.
“Simplemente, me gustaría ver que los niveles de decibeles se conviertan en parte del conocimiento común, de la misma manera que sabemos que inhalar humo de cigarrillos no es saludable”, dice Schaer. “A los 85 decibeles es cuando comienzas a tener pérdida de audición y efectos en la salud más graves con el tiempo”.
Bruce Gil es un periodista que actualmente cursa el programa de maestría de periodismo en español de la Escuela de Periodismo Craig Newmark de City University of New York (CUNY).





































