Los efectos de la erupción del volcán Taal en Filipinas, que ya comenzó a expulsar lava, llegaron a Manila, ahora cubierta por un halo de ceniza y humo tóxico que paralizó el frenético ritmo de la capital. Las autoridades declararon alerta roja en la ciudad ante el riesgo para la salud que entraña la proximidad del volcán, lo que obligó a cancelar clases en escuelas y universidades, así como el trabajo en edificios gubernamentales.