Los indocumentados que llegan al centro de detención de inmigrantes de los Everglades de Florida, conocido como "Alligator Alcatraz", reciben uniformes y brazaletes codificados por colores y, a continuación, son segregados en función de sus antecedentes penales, según un manual entregado a los detenidos.
En 'Alligator Alcatraz', los inmigrantes detenidos son diferenciados por un color según su historial, como pasaba en los campos de concentración
Los indocumentados que llegan al centro de detención de inmigrantes de los Everglades de Florida reciben uniformes codificados por colores y son segregados en función de sus antecedentes penales y del riesgo de fuga, según un manual hecho público en el marco de una demanda sobre el acceso de abogados al centro conocido como "Alligator Alcatraz".

El texto presenta normas estrictas sobre higiene y vestimenta, y describe un entorno en el interior del remoto centro de detención que contrasta fuertemente con las deplorables condiciones que los detenidos describieron poco después de su apertura en julio. El manual se hizo público en el marco de un litigio sobre si los detenidos tienen acceso adecuado a abogados.
La separación de los indocumentados por colores hizo que activistas compararan su situación con la de los prisioneros en los campos de concentración de los nazis, que también eran diferenciados por triángulos y símbolos de diferentes colores.
El caso judicial es una de las tres demandas presentadas por grupos ecologistas y de derechos civiles sobre las condiciones del centro de detención, construido este verano por el estado de Florida y gestionado por contratistas privados y agencias estatales.
Una jueza federal de Miami ordenó en agosto que el centro cesara su actividad en el plazo de dos meses, dando la razón a los grupos ecologistas que consideraban que la remota pista de aterrizaje no había sido objeto de un estudio medioambiental adecuado antes de su conversión en centro de detención de inmigrantes.
Pero las operaciones continuaron después de que la orden preliminar fuera suspendida a principios de septiembre por un panel del tribunal de apelación.
El presidente Donald Trump visitó la instalación en julio y sugirió que podría ser un modelo para futuros centros de detención en todo el país, ya que su administración presiona para ampliar la infraestructura necesaria para aumentar las deportaciones.
El pasado lunes, grupos de derechos civiles solicitaron a un juez federal de Fort Myers, en Florida, una orden judicial que impidiera que el centro retuviera a detenidos.
Argumentaron que la ley federal no permite que agencias estatales o contratistas privados lleven a cabo detenciones de inmigrantes, ya que esa es una función exclusiva del Departamento de Seguridad Nacional, y que el centro se creó "fuera de los canales normales para la detención de inmigrantes, sin tener en cuenta los múltiples límites y salvaguardias de la ley federal".
"Como resultado, el centro está acosado por una serie de problemas antes impensables", dijeron en una petición para una orden judicial preliminar. "Las condiciones físicas son atroces".
Reglas de estricto cumplimiento para detenidos
Sin embargo, el manual presentado la semana pasada por el estado de Florida en la demanda de acceso a la justicia sugiere que se advierte a los detenidos que los guardias harán cumplir normas estrictas sobre vestimenta, higiene y comportamiento.
Los detenidos deben ver un video de orientación a su llegada. Solo se les permite llevar libros de oraciones, gafas, dentaduras postizas, alianzas y pequeños objetos religiosos personales como un rosario, y llevan sandalias con el uniforme.
Se les da jabón, champú, desodorante, pasta de dientes y un cepillo de dientes, así como sábanas, una manta, un colchón y una toalla. Entre los objetos considerados de contrabando se encuentran los dispositivos de grabación, como cámaras y teléfonos móviles, y los documentos de identidad, como pasaportes y certificados de nacimiento, ya que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas puede utilizar los documentos como prueba, según el manual.
Los detenidos no pueden quitarse nunca la camisa del uniforme en las unidades de alojamiento ni en las zonas de recreo, y no pueden meterse las manos en la cintura, independientemente de las condiciones meteorológicas, o se exponen a medidas disciplinarias.
Durante los recuentos periódicos, los detenidos no pueden moverse ni hablar. Si lo hacen, pueden ser castigados, junto con todos los de su dormitorio, con el encierro en su unidad de alojamiento.
Los desayunos comienzan a las 5:30 am. Las comidas se sirven en un comedor donde está prohibido sacar la comida. A los detenidos segregados de la población general se les sirve en sus celdas.
Hay servicios de peluquería y se espera que los detenidos se bañen con regularidad y mantengan el cabello limpio. "La higiene personal es esencial", dice el manual. Sin embargo, los detenidos denunciaron en julio que a veces los inodoros no tiran de la cadena, lo que inunda el suelo de residuos fecales, y que pasan días sin ducharse.
El centro cuenta con una biblioteca jurídica, en la que los detenidos pueden pasar hasta cinco horas a la semana.
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