El plan de la NASA para tener energía en la Luna no tiene que ver con el Sol: es más ambicioso
Después de volver a poner humanos en la Luna, Estados Unidos planea utilizar energía para hacer colonias especiales y ya está llevando a cabo un plan ambicioso que no son paneles solares.
La NASA planea volver a la Luna como parte de un proyecto llamado Artemis en 2024, pero la conquista espacial no se detendrá ese año y, para 2027, Estados Unidos habrá instalado reactores nuclear en el satélite y Marte.
El plan de utilizar energía nuclear en el espacio no es una iniciativa nueva, pues los primeros experimentos del proyecto iniciaron a principios de la década pasada.
En 2018, el Laboratorio Nacional de Idaho desarrolló algunos prototipos de reactores espaciales y ahora, en colaboración con la NASA, lanzaron una convocatoria para que empresas privadas presenten sus propios proyectos y sean llevados a la Luna y a Marte.
La convocatoria consiste en dos fases: la primera de ellas será la construcción del reactor con base en las propuestas de las empresas privadas capaces de funcionar sin agua durante el proceso de enfriamiento.
En la segunda fase se construirá un reactor de prueba y otro para ser enviado a la Luna, el cual debe tener un sistema de lanzamiento y aterrizaje autónomo.
El reactor debe pesar entre 2.5 y 3 toneladas, debe proveer 10 kilowatts y 120 voltios de energía de manera continua a través de un cable de un kilómetro y debe funcionar por al menos 10 años en el espacio.
De acuerdo con el Departamento de Energía de Estados Unidos, el reactor nuclear ayudará a la exploración del Polo Sur de la Luna y otras regiones por determinar de Marte, así que debe estar diseñado para funcionar en cualquier ambiente espacial.
Según la NASA y el LNI, el plan es poner en órbita el reactor a más tardar el 31 de diciembre de 2026 para que entre en funcionamiento en 2027.
Algunos miembros de la comunidad científica han expresado preocupación porque la construcción de un reactor nuclear implica el probable uso y producción de uranio, el cual también se utiliza para el desarrollo de armas nucleares.
Desde hace algunos años, algunos países han optado por disminuir la producción de uranio para evitar el desarrollo de armas; sin embargo, según Estados Unidos, sus propósitos son meramente científicos.
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