Se hizo pasar por un miembro de la realeza saudí y terminó manejando un Ferrari con placas diplomáticas

Anthony Gignac, el falso sultán saudita que estableció relaciones a escala mundial y se hacía llamar 'Khaled Al-Salud' o 'Sultán Bin Khalid Al Saud', ahora enfrenta hasta 30 años de cárcel.

Anthony Gignac se vio en contra de la ley por primera vez en 1991, cuando se hizo pasar por Príncipe Saudí y estafó a un hotel y a varias otras compañías en Michigan.
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Anthony Gignac se vio en contra de la ley por primera vez en 1991, cuando se hizo pasar por Príncipe Saudí y estafó a un hotel y a varias otras compañías en Michigan.
Imagen Departamento de correccionales de Michigan, Estados Unidos

Un colombiano, residente de Florida, se declaró culpable el viernes de hacerse pasar por un miembro de la Familia Real de Arabia Saudita para organizar varios planes de fraude que implicaban el robo de millones de dólares.

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Según los fiscales federales de Miami, Anthony Gignac, de 47 años, admitió haber usado los alias de Khaled Al-Saud, Khalid Al-Saud, Khalid Bin Al-Saud, Khalid Bin Sultan Al-Saud y Sultán Bin Khalid Al Saud que hacían parecer que era un miembro de la familia real saudí.

Los documentos de la corte revelaron que Gignac usó esta identidad para persuadir a los inversionistas a invertir millones de dólares en supuestas oportunidades de negocios que no existían.

Los fiscales dijeron que, en marzo de 2017, Gignac intentó usar su identidad falsa para comprar un hotel en Miami y se alojó en esa propiedad utilizando una tarjeta de crédito a nombre de un miembro de la familia real saudí sin la autorización de esa persona. Además, llegaba todos los días al hotel manejando un Ferrari California 2016 con matrículas diplomáticas.

Según el diario The Miami Herald, su cómplice, Carl Marden Williamson, jugó un papel importante en las reuniones y también fue acusado de hacerse pasar por un diplomático extranjero y conspirar para cometer un crimen contra EEUU.

Para mantener la fachada, Williamson compró una placa diplomática falsa en eBay el 4 de junio, según la acusación. Gignac luego mostró su auto con las placas fraudulentas a varios empresarios de una compañía identificada solo como "Compañía T.A."

Gignac también invitó a los empresarios a su supuesto ático en Fisher Island, donde la puerta de entrada tenía un letrero que decía "Sultán". Durante la visita, mostró a los potenciales inversionistas supuestos documentos del Banco de Dubai que mostraban que tenía 600 millones de dólares disponibles.

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A tal punto llegó la estafa que Gignac voló el año pasado desde Londres hasta el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy , en Nueva York, con un pasaporte con el nombre de otra persona. Cuando fue cuestionado por su identidad, dijo que tenía inmunidad diplomática.

Gignac terminó engañando a muchas personas y recibió obsequios que incluyen costosas pinturas y joyas. Los fiscales dicen que el acusado estableció una empresa de inversión falsa en 2015 que utilizó para procesar las inversiones financieras con las que logró estafar a personas en todo el mundo.

Allanamiento

Las autoridades allanaron, en mayo, la residencia de Gignac ubicada en Miami y encontraron una serie de matrículas diplomáticas falsas, una placa fraudulenta del agente especial del DSS, tarjetas de crédito no autorizadas y documentos financieros en nombre de un miembro de la familia real saudí.

Además, según los fiscales federales de Miami, también había municiones, miles de dólares, joyas y obras de arte.

"Gignac y sus compañeros de conspiración representaron falsamente a posibles inversionistas financieros al decir que tenían oportunidades exclusivas de negocios para invertir, debido a la condición de ser parte de la familia real saudí", se lee en los documentos de los fiscales.

El colombiano está detenido en un centro de detención de Oklahoma City, en espera de su extradición a Florida para enfrentar cargos de conspiración para cometer un delito contra EEUU, hacerse pasar por diplomático extranjero, uso indebido de un pasaporte, robo de identidad agravado y posesión de un arma de fuego por un condenado criminal. Él enfrenta una sentencia máxima de prisión de 30 años.

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