Un grupo de depredadores sexuales registrados estuvo viviendo por más de un año en un campamento en la calle 48 y la avenida 36 del noroeste de Miami-Dade.
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El jueves se les venció el plazo que les dieron las autoridades del condado, para abandonar el lugar.
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¿La pregunta que todos se hacen ahora es a dónde irán?
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La situación ha generado molestias entre algunos miembros de la comunidad, pues dicen que no hay una solución concreta, y estos individuos podrían terminar esparcidos por toda la ciudad.
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Debido al mandato que obliga que los predadores sexuales no puedan vivir a 2,500 pies a la redonda de escuelas, parques y guarderías, cada vez se les dificulta más encontrar dónde vivir.
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El pastor Frank Díaz, que lidera una organización sin ánimo de lucro llamada United We All Can, le está pidiendo al condado que les conceda un espacio en un área industrial, en el que puedan construir un centro de viviendas para estos individuos.
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“Si alguien quiere construirles algo alejado de la población en general, lo apoyaremos”, dijo Ron Book, un poderoso cabildero, que preside el “Homeless Trust”.
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Por el momento, los delincuentes sexuales desalojados dependen de sugerencias “voz a voz”, para encontrar lugares que se ajusten a las condiciones del condado.