¿Por qué dos congresistas de Florida están en el centro de la crisis entre EE. UU. y Colombia?

Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez son señalados en audios filtrados que sugieren un intento de remover a Petro; ambos niegan participación

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MIAMI, Florida.- Las tensiones diplomáticas entre Estados Unidos y Colombia alcanzaron un nuevo pico luego de que el presidente colombiano Gustavo Petro denunció un supuesto complot para removerlo del poder. En el centro de la controversia emergen dos figuras políticas de Florida: los congresistas republicanos Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez, mencionados en grabaciones filtradas que han desatado una tormenta política binacional.

El conflicto se detonó el 29 de junio, cuando el diario español El País publicó audios en los que e l exministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Álvaro Leyva, discutía un “gran acuerdo nacional” para sacar a Petro del poder. En las grabaciones, Leyva afirmaba haber buscado apoyo de políticos estadounidenses, entre ellos Díaz-Balart y Giménez, así como de la candidata presidencial colombiana Vicky Dávila. Las reuniones habrían tenido lugar en abril de este año en Nueva York.

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Aunque los audios no confirman contacto directo entre Leyva y los legisladores floridanos, sus nombres bastaron para encender la alarma en Bogotá y Washington. El 1 de julio, ambos congresistas negaron categóricamente cualquier involucramiento. Díaz-Balart calificó las acusaciones de “falsedades e inventos”, mientras que Giménez fue más allá y llamó a Petro “matón narcoterrorista socialista” en su cuenta de X.

Estas declaraciones, especialmente la de Giménez, provocaron la reacción inmediata del gobierno colombiano. El embajador en Washington, Daniel García-Peña, envió una carta formal de protesta calificando los comentarios como “injuriosos y calumniosos”. La presidencia colombiana respaldó la nota diplomática con un comunicado en defensa del mandatario.

Como respuesta, el Departamento de Estado de EE. UU. retiró el 3 de julio a su encargado de negocios en Bogotá, John McNamara, para consultas, citando “declaraciones infundadas” del gobierno de Petro. Ese mismo día, el secretario de Estado, Marco Rubio, reafirmó en X el compromiso de EE. UU. con la relación bilateral y con la seguridad regional.

El historial de oposición a gobiernos de izquierda de los legisladores Díaz-Balart y Giménez

Díaz-Balart y Giménez, ambos con historial de oposición a gobiernos de izquierda en América Latina, ya habían expresado públicamente su desconfianza hacia Petro. En 2024, Díaz-Balart promovió una reducción en la ayuda estadounidense a Colombia por “preocupaciones sobre el Estado de derecho”. Giménez, por su parte, ha manifestado “respeto por el pueblo colombiano, pero no por Petro”.

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El ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti, también intervino, insinuando que el lenguaje de Giménez podría interpretarse como respaldo a un golpe de Estado, según El País. Las acusaciones han llegado incluso al Congreso de EE. UU.: 30 legisladores colombianos enviaron una carta al Comité de Ética de la Cámara solicitando una investigación contra Díaz-Balart, Giménez y María Elvira Salazar.

Mientras tanto, la Fiscalía colombiana continúa investigando las grabaciones y otros materiales relacionados. No se han presentado cargos contra los congresistas hasta la fecha.

En un intento de desescalar la crisis, Petro declaró el 4 de julio que “Colombia no es el enemigo de EE. UU.” y aclaró que Marco Rubio no está implicado en ninguna conspiración, según Miami Herald.

A falta de pruebas directas, el episodio refleja la creciente fragilidad de las relaciones entre Washington y Bogotá, marcadas por la polarización política en ambos países.

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