Cómo Bukele pasó de ser el presidente 'millennial cool' a ser acusado de "dictador" al frente de una escalada represiva en El Salvador

Mientras decenas de activistas y periodistas denuncian enfrentarse a la cárcel o el exilio por la presión del gobierno, el partido de Nayib Bukele aprobó este jueves permitir la reelección presidencial indefinida.

Video Reelección presidencial indefinida en El Salvador: te explicamos la reforma aprobada por el Congreso

Nayib Bukele pasó de ser conocido como el joven millennial aficionado a Twitter que usaba gorra hacia atrás cuando llegó a la Presidencia de El Salvador en 2019, a acumular acusaciones de reprimir cualquier voz disidente como parte de una creciente deriva autoritaria de su gobierno.

Pero el mandatario dio un paso más allá este jueves, cuando su partido aprovechó su control de la Asamblea Legislativa para aprobar una reforma constitucional exprés que permite la reelección presidencial indefinida.

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Esto da vía libre para seguir en el poder a Bukele, quien gobierna ahora en su segundo mandato tras una muy polémica reinterpretación por parte de los jueces de los artículos de la Constitución que prohíben la reelección y que le permitió presentarse de nuevo a las elecciones el año pasado.

Aunque el mandatario aún no ha confirmado sus intenciones futuras, su vicepresidente, Félix Ulloa, dijo antes de los comicios de 2024 que no descartaba que Bukele buscara después un tercer gobierno. "En política no hay nada escrito en piedra, todo es posible", dijo en una entrevista con Univision Noticias.

Bukele sí buscó justificar este domingo la polémica reforma constitucional, afirmando que las críticas se deben a que la medida fue tomada por un país "pequeño y pobre" y consideró que, para él, la reelección presidencial indefinida no representa el "fin de la democracia".

Analistas difieren de forma tajante. “Desde hace meses se venía el rumor de que habría esta reforma (constitucional), los sorprendidos son los que aun guardaban esperanza de que el país no seguiría avanzando hacia la consolidación absoluta del poder. Los salvadoreños tienen hasta (las elecciones de) 2027 para decidir si quieren seguir ese futuro o cambiarlo”, dijo a Univision Noticias la analista política salvadoreña Bessy Ríos.

Es "el tiro de gracia a la democracia en El Salvador", declaró en un comunicado Cristosal, una de las ONG más importantes del país que recientemente cerró sus operaciones en El Salvador y partió al exilio por la "persecución" que denuncia sufrir por parte del gobierno.

"Este último golpe al sistema democrático no devuelve el poder al pueblo, como afirma la narrativa oficial: se lo entrega sin límites a la familia gobernante", agregó.

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Bukele, que sigue contando con una enorme popularidad entre la población salvadoreña tras haber reducido la violencia del país a mínimos históricos en el marco de un régimen de excepción de más de tres años que acumula multitud de denuncias de violaciones de derechos humanos, parece ajeno a las críticas.

"¿Saben qué? Me tiene sin cuidado que me llamen dictador. Prefiero eso a que maten a salvadoreños por la calle", dijo en junio en su discurso anual ante la nación.

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Detenciones de voces críticas en El Salvador en una escalada de represión

Ruth López, una reconocida abogada de derechos humanos que cuestionó al gobierno como jefa de la Unidad Anticorrupción de Cristosal, permanece en prisión desde mayo por presunto enriquecimiento ilícito.

Semanas más tarde, corrió la misma suerte el prestigioso abogado constitucionalista Enrique Anaya, en su caso por supuesto lavado de dinero. Ambos son solo dos ejemplos de la escalada en la represión de las voces críticas que denuncian sufrir por parte del gobierno de Bukele.

“Sin duda, el deterioro institucional y de derechos humanos en El Salvador es galopante. Cada semana se va deteriorando la protección a los defensores y defensoras de derechos humanos”, critica Ríos.

Incluso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) mostró su preocupación por estas detenciones con fines de represalia. "Frente a las alegaciones sobre el uso indebido del derecho penal con el posible fin de intimidar, castigar o impedir las actividades de defensa de derechos humanos, la CIDH llama al Estado a abstenerse de incurrir en esta práctica", declaró en junio.

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Pero, de nuevo, Bukele restó importancia a las críticas en su discurso anual ante la nación.

"Dicen que encarcelamos a defensores de derechos humanos, disidentes, opositores al régimen (…). Yo me pongo a pensar cómo podemos combatir la corrupción si toda la oposición tiene inmunidad. Ahora algunos se pusieron el carné de perseguidos políticos”, afirmó.

"Ellos no están ahí para defender causas, están ahí para conseguir impunidad de la corrupción y del crimen para sus miembros”, criticó después.

Pero Noah Bullock, director ejecutivo de Cristosal, no duda en asegurar que lo que se vive actualmente en El Salvador es “un ambiente de mucho terror” y que “el miedo es generalizado en el país”.

“Está claro que el gobierno busca castigar a quienes han tratado de buscar justicia, que han intercedido por la transparencia, que han defendido a las víctimas del régimen de excepción…”, dijo a Univision Noticias días antes de anunciar su salida del país centroamericano.

“Estamos viviendo un momento en el que las opciones para los defensores de derechos humanos son el exilio o la cárcel”, lamentó.

Decenas de activistas y periodistas de El Salvador salieron al exilio

En efecto, más de un centenar de activistas, periodistas y abogados han salido de El Salvador desde mayo, tras recibir informaciones extraoficiales de que podrían ser los próximos en ser encarcelados.

Ingrid Escobar, directora de la reconocida ONG Socorro Jurídico Humanitario, es una de quienes decidió salir al exilio. También un grupo de periodistas del medio digital El Faro, incluido su editor jefe, Óscar Martínez. Poco antes, habían publicado un video en el que dos líderes de Barrio 18 hablaban sobre presuntos pactos de Bukele con la pandilla, algo que el mandatario siempre ha negado.

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“Hay un éxodo masivo de periodistas que están saliendo del país por distintas razones: visitas de policías a sus casas, atemorizándolos, mensajes de que hay posibles capturas contra ellos… No hay condiciones para hacer su trabajo porque están sometidos a una presión tremenda”, dijo a Univision Noticias el subjefe de redacción de El Faro, Sergio Arauz.

El también presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador reconoce que la relación de Bukele con la prensa “siempre fue mala”, pero cree que en este momento “quiere mandar el mensaje de que considera a los periodistas delincuentes y que no va a tolerar que nadie se salga del carril de mensaje que él quiere transmitir a la sociedad”.

“Su mensaje es claro: ‘No estoy dispuesto a disidencias incómodas. Todo lo que no me gusta, lo voy a aplastar’. Es básicamente lo que dijo en su discurso: ‘No me importa que me llamen dictador, me voy a comportar como uno’. Fue quitarse la máscara, sacar los dientes y atacar a todo lo que queda de disidencia y voces críticas en el país”, agrega.

Arauz asegura que el gobierno no los va a callar y que seguirán trabajando para llevar información necesaria a los salvadoreños, aunque reconoce cambios en su labor dado el actual escenario.

“Nos toca plantearnos cómo hacer nuestro trabajo en una dictadura, porque así hay que decirlo. Es una dictadura en la que te quieren meter preso, en la que te quieren en el exilio, en la que te quieren asfixiar legalmente y hacer que no existas jurídicamente para anularte completamente”, critica en referencia a la Ley de Agentes Extranjeros aprobada en mayo, que obliga a organizaciones y medios a inscribirse en un registro y pagar un impuesto del 30% sobre toda financiación extranjera que podría llevar a algunos al cierre.

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¿Cómo se transformó Bukele desde que accedió al poder en El Salvador?

Aunque puede resultar llamativo comparar las actuales políticas de Bukele con las del joven que accedió a la Presidencia en 2019, lo cierto es que los expertos consultados coinciden al asegurar que no existe un punto de inflexión específico en su gobierno, sino que consideran que siempre mostró rasgos que apuntaban al autoritarismo desde el inicio de su mandato.

“Se podría decir que solo las personas ingenuas no vieron que iba a haber esa transformación. En enero de 2019 yo ya dije en una entrevista que no solo iba a ganar, sino que se iba a quedar 20 años en el poder, el discurso de él es claro”, recuerda la analista Ríos.

Bullock opina que realmente no hubo un cambio en la política de Bukele, sino “una evolución de tácticas”.

“Es un gobierno que llegó al poder convencido de que son la única fuerza social y política legítima en el país. Son un proyecto político muy totalitario, que no busca mayorías democráticas, sino un control total, y que exige que la población esté alineada y no tolera voces disidentes”, dice el responsable de Cristosal.

Bukele es alguien que “dio muestra desde el inicio de ser un presidente que no tolera la crítica, que básicamente quiere controlar completamente lo que se dice y lo que se conversa en todos los niveles de la vida social de El Salvador”, apunta Arauz.

Pese a las críticas, Bukele sigue gozando de gran aprobación entre salvadoreños

Pese a todas las críticas, lo cierto es que Bukele continúa disfrutando de altos niveles de aprobación entre los salvadoreños. Encuestas de mayo y junio le otorgaron más de un 80% de aprobación.

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Sin embargo, un estudio del Instituto de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) reveló también que casi seis de cada diez salvadoreños reconocen que es probable que una persona sufra consecuencias negativas si critica al presidente.

“Cuando analizamos las encuestas tenemos que tomar en cuenta el contexto en el que se está pidiendo la opinión de la población salvadoreña, en el que el gobierno controla los medios tradicionales (…). No hay nadie en El Salvador que niegue que el gobierno puede hacer lo que quiera a quien quiera. Y en este contexto, es más seguro alinearse que disentir”, opina Bullock

Sus altos niveles de aprobación popular se deben principalmente al hecho de que el país dejó de ser catalogado como “el más violento del mundo” durante el gobierno de Bukele, en el que la cifra de homicidios llegó a mínimos históricos. Aunque hay más motivos.

“A través de mucha publicidad, este gobierno ha instalado en el imaginario colectivo que, si ellos se van, las pandillas saldrán de las cárceles. Mucha gente responde que los derechos humanos no le dieron paz en su momento, Entonces, lamentablemente, la gente ha comprado el discurso del gobierno de que es una cosa u otra, o derechos humanos o seguridad”, explica Ríos. “Y a eso hay que añadirle los niveles de ignorancia en el país al respecto”.

“La maquinaria de propaganda es muy grande y creo que la gran mayoría de gente en El Salvador está, básicamente, siendo gobernada desde el temor y la propaganda”, apunta Arauz.

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Preguntado sobre el futuro, el director de Cristosal considera que El Salvador se encamina hacia una situación como la que se vive en Nicaragua.

"El gobierno no va a tolerar que haya personas que piensan diferente ni que se organicen para defender derechos o intereses que no estén alineados con él. Estamos en una dictadura plena”, lamenta Bullock.

"Y no nos engañemos, no es la primera vez que vemos en nuestras historias a personas que quieren concentrar el poder y justificar la consolidación de dictaduras sobre la base de logros en desarrollo o seguridad. Pero esto todo siempre termina mal. La pérdida de derechos y libertades produce más pobreza, produce más conflicto”, concluye.

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