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SB4

"Nos sentíamos amenazados": el miedo de los que se van de Texas huyendo de la ley SB4

Tres años después de haberse mudado a Houston, una pareja de inmigrantes indocumentados y sus dos hijas regresan a California escapando de esta legislación que busca que la policía pueda cuestionar el estatus migratorio de las personas. Volvieron con pocas pertenencias y cargados de tristeza antes de que un juez bloqueara temporalmente la entrada en vigor de gran parte de esta ley.
2 Sep 2017 – 12:00 PM EDT
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En video: El temor a la ley SB4 ahuyentó de Texas a esta familia de inmigrantes


LOS ÁNGELES, California.- Texas se veía cercano al 'sueño americano' para Paola y Freddy, una pareja de inmigrantes colombianos, porque les prometieron que allá encontrarían más opciones laborales, mejores escuelas y vivienda más barata que en Los Ángeles, donde habían vivido durante 14 años. Era una oferta difícil de rechazar. Por eso, en 2014 ellos se mudaron al estado más grande del país.

Jamás imaginaron que tres años después estarían renunciando a sus trabajos y dejando el hogar de sus sueños en un suburbio cerca de Houston, en Texas, para regresar apresuradamente a California. Paola y Freddy, quienes ocultan sus apellidos por todos los temores que enfrentan los indocumentados, no quisieron ni esperarse a que entrara en vigor la polémica ley SB4, que busca que los agentes de la policía puedan detener a una persona para cuestionarle su estatus migratorio y colaboren con las fuerzas de deportación.

Este viernes 1 de septiembre entraron en efecto partes de la ley que no fueron bloqueadas temporalmente por un juez. El magistrado frenó puntos controversiales, pero no modificó la sección que más preocupa a esta familia, el que se le pueda preguntar a las personas si están en el país de forma legal.

"Cuando el gobernador firmó la ley dijimos: 'Tenemos que irnos'", aseguró Paola en una entrevista con Univision Noticias, pocos días después de haber llegado a la casa de su hermano en Los Ángeles. Ella, su esposo y sus dos hijas, de 4 y 14 años, han vuelto golpeados emocionalmente. Regresaron al punto de partida: sin hogar, ni empleo. Aún sin papeles.

"Subir nuestras cosas al camión y volver a empezar es un fracaso para mí", expresó ella entre lágrimas. "Yo quería una mejor situación para mis hijas y realmente no la encontré", lamentó.

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Abogada explica las partes temporalmente bloqueadas en la ley SB4 en Texas

Escapando de la violencia

Paola y Freddy se conocieron cuando estudiaban la preparatoria en Colombia. Se casaron muy jóvenes, en 1996. Tres años después, agobiados por la falta de oportunidades y la violencia desatada entonces por el narcotráfico y la guerrilla, decidieron venir a probar suerte a Estados Unidos. Trataron de obtener visas de turista pero se las negaron. Llegaron como miles de inmigrantes: pagándole a un coyote para cruzar ilegalmente la frontera. Una vez en suelo estadounidense, no lograron regularizar su situación migratoria.

En California, como tantos otros latinos, comenzaron de cero. Escalaron poco a poco, como típica familia inmigrante que trabaja para darle lo mejor a los suyos. Aquí nacieron sus dos hijas. Ella trabajaba en una empresa de productos nutricionales; él, en una empresa de serigrafía. Un día, el jefe de Paola le habló de Texas y de sus bondades: un costo de vida más bajo comparado al de Los Ángeles y sin escuelas plagadas de pandilleros. Era la época de inscribir a su hija mayor a una secundaria, así que no lo pensaron mucho y se fueron buscando un nivel de vida que en California les iba a ser difícil de alcanzar.

En Texas encontraron lo que les prometían. "Pagábamos 1,500 dólares por una casa de tres cuartos, dos pisos y un patio gigante. Por lo que aquí (en Los Ángeles) pagas por un departamento chiquitito", cuenta Paola, quien nació en Bogotá hace 41 años, recordando esa comodidad perdida. "La idea era comprar nuestra casa", agrega.

Pronto se adaptaron al estilo texano. No les faltó el empleo. Sus sueldos fueron subiendo y la casa se fue amueblando. La hija mayor hizo amigos, se encariñó con su nuevo espacio. Pero todo eso que tanto disfrutaban, se les empezó a escapar de las manos cuando escucharon sobre una nueva ley, la SB4.

Su principal preocupación era que, por una simple parada de tráfico o algún encuentro fortuito con la Policía, ambos terminaran bajo custodia federal y que nadie viera por sus hijas.

"Todo nos generaba pánico"

Paola dice que desde que supo de la SB4 empezó a temerle a todos, incluso a un vecino que era policía. "Nos sentíamos amenazados, pensábamos que podíamos tener problemas cuando la ley entrara en vigor".

Su esposo Freddy relata que paulatinamente se fue sintiendo incómodo. "Salía a la calle con presión, todo nos generaba pánico", contó. "Uno sentía el miedo al ver a la Policía, que de pronto te fueran a parar y tener un problema sin tener un récord criminal".

Antes de empacar, esta familia esperó durante dos meses, junio y julio, por dos motivos: para encontrar un suplente de Freddy en el trabajo y, sobre todo, para enterarse del veredicto de un tribunal sobre la entrada en vigor de la SB4. Entonces, nada relevante pasó en la corte.

El 30 de julio, con pesar le dijeron adiós a Texas y abordaron un camión de mudanza que traía sus pertenencias más valiosas. El flete les costó unos 2,000 dólares. Manejaron más de 30 horas, solo pararon a poner gasolina, comer y dormir en un hotel de Amarillo, en Texas. En California los esperaba el hermano de Paola, su único familiar en EEUU.

"Ha sido difícil venirnos otra vez, volver a empacar todo, llegar sin nada, no tener dónde vivir", confiesa Freddy, de 42 años. "El cambio nos impactó porque ya teníamos una vida establecida, ya teníamos tres años en Texas y vivíamos muy bien, teníamos tranquilidad, buen trabajo, vivíamos con comodidad".

Desde su llegada a Los Ángeles, a principios de agosto, ellos se han dedicado a inscribir a su hija mayor a la preparatoria, buscar un departamento para alquilar y pedir empleo. Se encontraron con una buena noticia: en este estado ya otorgan licencias de conducir a los indocumentados.

Bienvenida californiana

A pesar de su complicado retorno, Paola y Freddy se han sentido bienvenidos. "Cuando regresamos a Los Ángeles nos sentimos liberados completamente, porque no le tenemos miedo a la Policía, como lo íbamos a tener a partir de septiembre en Houston", afirma ella.

Esta colombiana señala que aceptó compartir su historia con Univision Noticias para que otros inmigrantes se sacudan el miedo y sigan luchando para quedarse en este país, el de sus hijos.

Las pocas pertenencias que trajeron de Texas llegaron a un depósito de almacenamiento público. Dentro de cajas colocaron ropa, documentos y juguetes. Envueltos en plástico trajeron un asador, muebles y televisores. En la entrada de la bodega pusieron una pequeña motoneta de color rosa, un recuerdo de una época mejor. Dejaron la sala, la lavadora y la secadora.

Durante su última visita al depósito para buscar un papel de una de sus hija, Paola no quiso entrar inmediatamente para no deprimirse. Poco a poco se fue acercando. "Me siento triste de ver mis cosas metidas ahí", expresó.

Ahora están tristes, pero aseguran que no han perdido de vista los objetivos de seguir en este país: formar un lindo hogar y que sus hijas progresen a través de la educación.

"Abandonamos todo en Texas por no perder a nuestra familia, para seguir unidos", señala Freddy.

Paola dice que su prioridad es que sus hijas sean profesionales y que ayuden al país en el que nacieron. Al decirlo suelta otro sueño: "que algún día nos vean a los latinos como personas normales, como somos, porque no somos un peligro, somos gente pacífica".

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