LOS ÁNGELES, California.- Un niño ansioso en la clase, conflictivo con sus compañeros a quienes solía patear por debajo del pupitre, temeroso de regresar a casa cuando salía de la escuela y aparentemente expuesto al consumo de drogas cuando en una ocasión simuló inhalar cocaína sobre el escritorio.
Maestra testifica en corte que 'Gabrielito' temía ir a su casa y era expuesto a un ambiente de drogas
La maestra de Gabriel Fernández, el niño que murió en 2013 luego de varios meses de tortura por parte de su madre y el novio de ésta, testificó sobre el comportamiento de su alumno durante una audiencia preliminar del juicio que enfrentan cuatro trabajadores sociales acusados de negligencia.


Así describió la maestra Jennifer García el comportamiento del niño Gabriel Fernández al testificar este lunes en una audiencia preliminar del juicio en contra de los cuatro empleados del Departamento de Servicios Familiares y Protección Infantil (DCFS) del condado de Los Ángeles acusados de negligencia.
Gabriel Fernández murió el 24 de mayo de 2013 a la edad de 8 años por las heridas que supuestamente le habrían causado su madre Pearl Fernández, de 33, y el novio de ella, Isauro Aguirre, de 36, quienes podrían enfrentar la pena de muerte en caso de ser encontrados culpables de homicidio en el juicio programado para marzo próximo.
En el caso de negligencia por parte del DCFS, la Fiscalía del Condado de Los Ángeles presentó una acusación criminal en contra de cuatro de empleados: Stefanie Rodríguez, de 31 años de edad, Patricia Clement, de 66, Kevin Bom, de 37, y Gregory Merritt, de 61, quienes fueron despedidos luego de una investigación interna que reveló que supuestamente habían falsificado reportes para tratar de evadir su responsabilidad.
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Como maestra de 'Gabrielito' en la primaria Summerwind de Palmdale, Jennifer García confirmó en su testimonio de este lunes, que siete meses antes de la tragedia reportó a la trabajadora social Stefanie Rodríguez los abusos que sufría su alumno.
A pesar de que Rodríguez le dijo que investigaría el caso, la maestra dijo que no vio resultados y que el niño continuaba llegando a la escuela con heridas que decía le había producido su mamá.
La maestra dijo que tenía la sospecha de que 'Gabrielito' estaba expuesto a un ambiente de drogas en el hogar porque en una ocasión hizo referencia de manera muy natural a una pipa para fumar al compararla con una imagen en el pizarrón y que en una ocasión fue sorprendido en el momento en que simulaba inhalar cocaína en el escritorio.
El niño habría padecido abusos durante los ochos meses que vivió con su mamá y el novio de ella, ambos acusados de golpearlo, quemarlo con colillas de cigarro, humillarlo al vestirlo de mujer, obligarlo a comerse su propio vómito, encerrarlo en una caja por periodos prolongados y recibir impactos de balas de goma cuando lo ponían a hacer ejercicio.
La autopsia determinó que el día que Gabriel Fernández murió tenía fractura de cráneo, varias costillas quebradas y quemaduras en casi todo su cuerpo.
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Fue usado para obtener ayuda pública
A los pocos meses de dar a luz, Pearl Fernández decidió entregar la custodia de su hijo a sus papás debido a los problemas que tenía con el consumo de drogas.
Siete años después, en septiembre de 2012, la mamá reclamó a sus papás que le regresaran al niño, para de esa forma poder obtener beneficios de la asistencia pública y más reembolso en la declaración de impuestos, según expuso el abuelo de Gabrielito al pelear la custodia a las autoridades, quienes a final de cuentas favorecieron a la mamá.
El caso de Gabriel Fernández llevó al Departamento del Sheriff a modificar la forma en que sus agentes registran y atienden los reportes de abuso infantil, ya que también se evidenció poca atención por parte de oficiales que en varias ocasiones fueron a visitar la casa de la víctima. El Sheriff ha ordenado que este tipo de reportes se atiendan con mayor suspicacia.





