LOS ÁNGELES, California.- Una de las hispanas de mayor rango en la Policía de Los Ángeles (LAPD) ha emprendido una batalla legal contra ese departamento, alegando que ha sido reprendida y se le ha negado un ascenso después de reportar que las estadísticas de crímenes violentos de 2014 a 2016 fueron manipuladas para dar una “falsa seguridad” al público.
La capitana latina que decidió demandar a la Policía de Los Ángeles
Según una capitana de origen hispano, la Policía angelina ha estado manipulando las estadísticas sobre asaltos agravados en dos comunidades de la ciudad para aparentar que la inseguridad es menor.

Pero la respuesta del jefe del LAPD, Charles Beck, no se hizo esperar. “No solo son mentiras, son malditas mentiras”, aseguró molesto durante una conferencia. Beck negó que su departamento esté ocultando información, indicando que si ese fuera el caso “las consecuencias son demasiado altas”.
Esta es la segunda vez en años recientes que los índices delictivos reportados por la Policía angelina son cuestionados. En 2014, una investigación del diario Los Angeles Times encontró que la agencia clasificó erróneamente unas 14,000 agresiones agravadas como ofensas menores entre 2005 y el otoño de 2012. Ello habría elevado un 7% los crímenes violentos durante un período en que los líderes de la ciudad celebraban índices de seguridad no vistos en décadas.
En respuesta, el inspector general del LAPD realizó una auditoría la cual concluyó que más de 25,000 agresiones agravadas se clasificaron incorrectamente de 2008 a 2014.
Las nuevas acusaciones, hechas por la capitana Lilian Carranza, quien supervisa la estación Van Nuys del LAPD, una de las zonas con más hispanos de la metrópoli, afirman que esa práctica continuó en 2016, cuando la Policía habría reportado de manera equivocada el 10% de las agresiones agravadas en dos de las 25 divisiones de la agencia, Pacífico y Central.
En una conferencia en la que estuvo acompañada de su abogado, Carranza aseguró el jueves pasado que cuando le notificó esta anomalía a sus superiores le advirtieron que dejara de hurgar los datos de otras estaciones policiacas. Según ella, un supervisor le dijo a principios de este año que no sería ascendida a comandante porque estaba “entrometiéndose en el negocio de los demás”.
“Eso ha afectado mi ascenso a otros rangos”, señaló la oficial, quien resaltó que lo correcto fue notificar las presuntas malas prácticas del LAPD. “No son verdaderas estadísticas. Ellos han reportado la violencia mucho menos de lo que es en realidad (…) Eso le da una falsa seguridad a nuestro público”, agregó.
Beck, por su parte, acusó a la capitana de ser “muy litigiosa” y recalcó que anteriormente la Comisión de Policía, el panel civil que supervisa al LAPD, investigó otras quejas de Carranza. Sobre la presunta zancadilla para no ascenderla, expresó que su departamento no era una “escuela primaria: no automáticamente te gradúas al cuarto grado aquí (…)”.
El jefe del LAPD aseguró que se han realizado varias auditorías internas a las estadísticas delictivas, las cuales se comparten al Departamento de Justicia (DOJ), que creó una unidad especial que se encarga del escrutinio de los datos y que capacitaron a más de 2,000 detectives para categorizar con precisión los delitos.
La Liga de Protección de Policías de Los Ángeles (LAPPL), el sindicato que representa a 9,900 agentes del LAPD, se sumió a la polémica reclamando que Beck “protesta demasiado”. “Es hora de que la transparencia y la honestidad sean la base de nuestro departamento, no alterar los libros para engañar a nuestros funcionarios electos y al público”.
Carranza presentó una queja contra la Ciudad de Los Ángeles y busca una compensación económica por daños y salarios perdidos, así como por angustia emocional y lesiones físicas no especificadas.











