Jóvenes del Valle Central pintan mural en la frontera con Tijuana para humanizar la deportación

Nacida y criada en California, Lizbeth de la Cruz Santana es hija de inmigrantes que entraron a los Estados Unidos de forma illegal por Tijuana. En ese misma ciudad donde miles de personas esperan una oportunidad para obtener el permiso legal y/o el asilo por razones humanitarias, la estudiante oriunda de Fresno y de 28 años llevó a cabo su proyecto denominado “Mural Playas de Tijuana”.
La iniciativa es parte de sus estudios doctorales en la Universidad de Davis y busca humanizar la deportación poniéndole un rostro y una narrativa. El proyecto cuenta seis historias, en las cuales la separación y la angustia de vivir sin documentos legales en los Estados Unidos ha marcado sus vidas.
Andy León es veterano deportado, hoy repatriado; Monserrat Godoy y Tania Mendoza son dos madres deportadas con hijos de nacionalidad americana; Jairo Lozano y Karla Estrada son DACA, es decir, llegaron al país cuando eran niños; e Isaac Rivera, otro joven con estatus DACA, pero que fue deportado un año antes que el programa entrara en vigencia.
El mural pudo ser levantado gracias a una beca de $7,500 dólares y fueron 15 personas las que trabajaron primeramente en la Casa del Túnel del Tijuana, para luego montarlo en los barrotes que se erigen en la playa de Tijuana. Ahí justo en la frontera que separa tantos padres de sus hijos, y tantos nietos de sus abuelas, producto de las cada vez más restrictivas políticas migratorias.
Mauro Carrera, muralista experimentado de Fresno, fue quien se encargó de los aspectos artísticos del proyecto y el responsable de su ejecución. Él dijo que “no sólo fue un proceso de pintar, fue un acto de sanación colectiva”.
El proyecto y los detalles de las historias detrás de los rostros puede ser visitado en este sitio web lizbethdelacruzsantana.com/mural-project.