Menos centros y largas colas: los problemas registrados en las primarias de Texas causan preocupación rumbo a noviembre

Hervis Rogers llegó a votar poco antes del cierre oficial del centro de votación en Texas Southern University (Houston), minutos antes de las siete de la noche. El hombre, que tiene dos trabajos, esperó seis horas y media para votar en las primarias demócratas texanas de 2020. A la 1.30 de la madrugada del miércoles consiguió su meta. Nicole Hensley, reportera del Houston Chronicle, le tomó una foto: era el último de la fila. “Valió la pena”, le dijo.

La historia de Rogers se repitió en todo el estado a lo largo del Supermartes. En Texas esperaron una, dos, cuatro y hasta siete horas para poder votar. El retraso comenzó desde el inicio de la jornada cuando varios centros de votación no abrieron a la hora indicada. La Secretaría de Estado texana explicó que empleados que trabajarían en las elecciones no acudieron a trabajar por temor de contagiarse al coronavirus, según informó en un comunicado.

Pero los problemas en la votación en Texas vienen de antes. Unos 750 centros de votación han cerrado en el estado desde 2012, más que cualquier otro estado del sur de Estados Unidos. La mayoría de ellos, según un análisis de The Guardian, en barrios con una mayoría de población de origen hispano o afroamericano, como el caso de Rogers.

Aunque las historias de votantes que esperaron resignados largas horas para votar recibieron aplausos y elogios en redes sociales, el problema es lo suficientemente grave como para que sea una prioridad a resolver antes de noviembre. “La noticia debería ser quien ganó, no cuanto tiempo se tardó la gente en votar”, critica Ross Ramsey, analista en The Texas Tribune.

Los demócratas, los más perjudicados

En el condado de Harris ( Houston), el más poblado del estado, la desaparición sostenida de los centros de votación en los últimos ocho años afectó especialmente a los barrios que suelen votar por los demócratas. Dos de cada tres de los centros estuvieron en zonas republicanas. Otra decisión que dificultó la votación fue que se instaló el mismo número de máquinas para votar para cada partido, con lo que en sitios como Kashmere Gardens, donde por cada republicano que vota hay 30 demócratas hubo aún mayores retrasos.

Incluso el líder de los republicanos en Harris, Paul Simpson, se dijo sorprendido por la cantidad de máquinas para votar que recibió de las autoridades, de acuerdo con el Houston Chronicle. Había pedido 2,319 y recibió más de 4,100: casi el doble.

Otro motivo por el retraso es la afluencia de votantes. En esta primaria demócrata votó un 44% más de personas en comparación con la anterior. Pese a ello, el 62% de los 401 centros de votación en Harris se situaron en barrios republicanos, el mismo porcentaje que en 2016.

La votación anticipada, explica Ramsey, es una alternativa pero no una solución. “Los demócratas que votaron con antelación este año lo hicieron con información muy distinta a quienes lo hicieron el día de la elección”. Los datos de la primaria presidencial reflejan que los votos del Supermartes fueron decisivos para dar al exvicepresidente Joe Biden su victoria en el estado, con un 34,5% de los votos frente a un 30% que consiguió Bernie Sanders.

Las elecciones en Texas han llamado una atención inédita y aunque sigue siendo un estado de tendencia republicana, los demócratas confían en covertirlo en uno de los campos de batalla más importantes en noviembre.

Los sondeos dan un resultado cerrado entre el nominado demócrata y el presidente Donald Trump. Los problemas en las primarias texanas deben resolverse antes, subraya Ramsey. “Las elecciones deben resolver problemas, no causarlos”.