Una familia mexicana refugiada en una iglesia de Chicago pide ayuda para no ser deportada

Lorenzo Solórzano enfrenta una orden de deportación inminente, pero suplica que se le permita quedarse en el país, pues su esposa padece de cáncer cervical y su hija de siete años necesita de ambos.

Video Familia narra su lucha por mantenerse unida tras la deportación

CHICAGO, Illinois. - El mexicano indocumentado Lorenzo Solórzano Morales se refugia desde el miércoles en la noche junto a su esposa y su hija de siete años en una iglesia anglicana del condado de DuPage, en West Chicago, que le abrió sus puertas para protegerles de una inminente deportación.

"Solórzano tiene orden de deportación inmediata e Inmigración le anda rondando", cuenta José Landaverde, líder religioso de la Misión Fe, Vida y Esperanza que acogió a esta familia.

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En el 2012, Solórzano, quien lleva 25 años viviendo en Estados Unidos y tiene tres hijas con ciudadanía estadounidense, fue detenido por un delito doméstico y penalizado con libertad condicional. Aunque obtuvo permisos de trabajo, su solicitud de residencia le fue negada.

El pasado 26 de septiembre, el Servicio de Inmigración y control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) emitió una orden de deportación en su contra y se le citó a que comparezca a sus oficinas en Chicago, el próximo 13 de octubre.

Según Landaverde, Solórzano es una persona trabajadora y el único sostén de su familia, a través su trabajo limpiando casas y haciendo labores de jardinería.

Lorenzo Solórzano junto a su esposa y su hija de siete años se refugian en una iglesia en West Chicago.
Lorenzo Solórzano junto a su esposa y su hija de siete años se refugian en una iglesia en West Chicago.
Imagen Enrique García Fuentes

Además, su esposa, Margarita Lorenzo, padece de cáncer cervical y acaba de recibir quimioterapia. Entre ambos, sacan adelante a su hija Kimberly, de siete años.

“En las noches no puedo dormir pensando en que me pueden deportar. Mi corazón me duele bastante porque estoy pensando en mi niña, en mi esposa que está enferma", cuenta Solórzano.

Su esposa, también indocumentada, comparte esta angustia: "Si deportan a Lorenzo para mí es como si me quedara viuda, como si mi hija se quedara huérfana". Y a pesar de su corta edad, Kimberly también entiende lo que está pasando. "Mi mamá sufrió de cáncer y ella tiene que ir a sus chequeos. Mi mamá no sabe manejar. Mi papá es el que la lleva. Me va a doler tanto si mi papá se va", dice la pequeña.

Mientras se define su situación, Solórzano envía un mensaje al futuro presidente de Estados Unidos: "Yo le pido a Hillary Clinton y a Donald Trump, si él es el presidente o Hillary Clinton la presidenta, le pido que no me deporte, que me deje aquí con mi niña y con mi mujer".

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Por su parte, José Landaverde, que ha negociado con éxito otros casos de indocumentados que buscaron santuario en años pasados en su iglesia del barrio mexicano La Villita, en Chicago, dice que ICE ya fue informado de la situación por abogados que intentan que el caso de Solórzano deje de ser prioritario para las autoridades.

"Sería un desastre si lo deportan después de toda una vida aquí”, agrega el religioso de origen salvadoreño, quien trasladó su iglesia a la ciudad de West Chicago, y este sería su primer caso de santuario en esta sede.

El traslado a West Chicago supone llegar a DuPage, un condado "ultraconservador", donde a decir del sacerdote los indocumentados necesitarían más ayuda para lidiar con las autoridades.

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