CHICAGO, Illinois.- La inmigrante mexicana Elvira Arellano, quien en 2006 se refugió por un año en una iglesia de Chicago para evitar la deportación, salió sonriente este miércoles de una cita con la Oficina de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), en la que se le extendió por un año su permiso de permanecer en Estados Unidos mientras se resuelve su caso de asilo.
La mexicana Elvira Arellano recibe permiso para permanecer un año más en EEUU
La activista e inmigrante de Chicago había expresado miedo de lo que sucedería en su primera cita con las autoridades migratorias desde que Trump llegó a la presidencia.

"Estaba muy nerviosa, no sabía qué iba a pasar", comentó Arellano tras la reunión. "Estamos viviendo tiempos difíciles por la acciones ejecutivas del presidente Trump y todos estamos muy preocupados por el futuro de millones de familias".
Arellano ha protagonizado una larga batalla migratoria desde 2002, cuando las autoridades emitieron una orden de detención en su contra tras una redada en el aeropuerto de Chicago, donde trabajaba sin documentos. Se le ordenó presentarse frente a autoridades migratorias unos años más tarde, en 2006, y fue entonces que la inmigrante buscó refugio en una iglesia para evitar separarse de su hijo Saúl.
Al salir del santuario al cabo de un año, Arellano fue detenida y deportada a México en 2007. La inmigrante regresó a Estados Unidos en 2014 y pidió asilo para ella y para su hijo. Desde entonces se ha presentado a sus citas con inmigración.
Este miércoles las autoridades decidieron extenderle la libertad condicional, con la que podrá renovar su permiso de trabajo y seguir luchando por el asilo político de ella y de Emiliano, de tres años de edad.
"Quiero dar gracias a mis pastores y a la comunidad que se ha solidarizado en todos estos años que hemos estado involucrados en esta lucha y en mi situación como indocumentada en este país", dijo Arellano el miércoles. "Hace tres años crucé la frontera con mi hijo Emiliano para proteger nuestras vidas de la violencia. Estamos aquí para salvar nuestras vidas y para apoyar a mi hijo".
Arellano llegó a la cita acompañada por su otro hijo Saúl, un ciudadano estadounidense de 18 años, y por la pastora Emma Lozano, además de su abogado Chris Bergin, entre otros.
Explicó que desde que regresó a Estados Unidos se ha mantenido al tanto con los funcionarios del gobierno para solicitar la extensión de su libertad condicional y preguntar por el estatus de su solicitud de asilo.
Una larga batalla
La madre, quien trabaja repartiendo periódicos en la noche y en la mañana en una cocina en un restaurante de comida puertorriqueña en el barrio de Humboldt Park, asegura que en diciembre pasado recibió una notificación de ICE para asegurarse de que tenían la dirección correcta, por lo que cree que no tardará mucho en que ella y su hijo tengan una audiencia sobre su caso.
"Eso es lo que he estado esperando durante estos tres años: recibir una carta para ir ante un juez y que él decida sobre mi caso", dijo la activista.
La activista reconoció que cuando fue detenida en 2007 sintió miedo de no poder reencontrarse con sus seres queridos.
"Estamos aquí porque creemos que debe haber justicia para millones de inmigrantes. Mi mensaje para el presidente Trump sería decirle que no somos criminales, somos trabajadores", dijo el miércoles.
La madre celebró poder quedarse en el país para asistir a la graduación en julio de su hijo Saúl, quien planea estudiar justicia criminal en la Universidad de Northeastern.
"Sé lo que es sentir que te quedes solo y llorando cuando te separan de tu madre. Sufrimos mucha preocupación y ansiedad porque nos quedamos solos", dijo a Univision Noticias Saúl, quien recuerda cuando siendo menor de edad fue separado de su mamá. "Me gustaría decirle a los niños y jóvenes cuyos padres están viviendo estos tiempos difíciles, que no pierdan la fe. Que nunca crean que luchar no vale la pena".
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