CHICAGO, Illinois. Dos policías de Chicago que fueron acusados de brutalidad policial en un incidente ocurrido hace más de 10 años presentaron su renuncia a principios de este mes.
10 años más tarde hispano de Chicago podría recibir justicia por un caso de brutalidad policial
A principios de este mes, presentaron su renuncia dos policías de Chicago acusados de golpear a un hispano en un restaurante hace una década.

De acuerdo con Frank Giancamilli, portavoz de la policía, los oficiales Brian Murphy y Jason Orsa abandonaron la fuerza policial el pasado primero de diciembre.
Sus dimisiones se produjeron más de una semana después de que la Corte Suprema de Illinois denegó una apelación sobre sus despidos.
A pesar de que la junta policial los había despedido en enero de 2011,los oficiales permanecieron en la fuerza más de una década después de que se dio a conocer que habían golpeado a un hombre hispano en un restaurante Taco Burrito King.
Crónica de los hechos
En 2006, la novia embarazada de Obed “OJ” De León le dijo que se le antojaban unos tacos, por lo que él fue a comprarlos a este restaurante localizado al noroeste de Chicago. Dentro del lugar se encontraban los policías fuera de servicio.
Cuando De León entró negocio, se quejó de que un automóvil estaba bloqueando el estacionamiento. Entonces, de acuerdo con la investigación, el oficial Brian Murphy sacó una pistola semi automática que llevaba consigo y le apuntó a De León en la cabeza. Posteriormente, Orsa lo habría golpeado y le habría roto su camiseta.
Videos de cámaras de seguridad del lugar que fueron obtenidos por el Chicago Tribune, a través de la ley de Libertad de Información, muestran el incidente, aunque sin audio.
“Todo paso muy rápido”, dijo De León cuando testificó sobre el caso. “Gente brincó sobre mi espalda, pateándome”.
Los policías salieron de la taquería por la puerta trasera del lugar. Ninguno de los oficiales presentó los reportes requeridos cuando un agente se involucra en un altercado, aunque no esté en servicio.
De León sí presentó una queja, que no fue investigada sino hasta un año después cuando los oficiales fueron cuestionados por investigadores de la Agencia Independiente de Revisión Policial (IPRA).
De acuerdo con el Tribune, pasaron 18 meses antes de que IPRA entrevistara al sargento que aprobó los cargos criminales contra De Leon.
Cortes y apelaciones
Los testimonios de los testigos y el video de vigilancia confirmaron que los policías habían iniciado la pelea. En 2010, se presentaron cargos formales contra los policías y la junta policial despidió a Murphy y a Orsa.
No obstante en 2012, los oficiales fueron reinstalados en sus cargos por la jueza Kathleen M. Pantle, quien revocó la decisión de la junta policial.
De acuerdo con la magistrada, los policías temieron por su vida durante la pelea al creer que De León era un criminal.
“Todo lo que tienes que hacer es verlo para saber que es pandillero”, dijo la jueza, de acuerdo con las transcripciones de la corte citadas por el Tribune. “Cualquiera que vea los videos sabía eso tan pronto él entró por la puerta”.
De León, quien tiene varios tatuajes relacionados con pandillas, admitió que alguna vez estuvo involucrado en actividades criminales, pero había renunciado a esa vida cuando conoció a su novia en 2003.
En agosto del 2016, un tribunal de apelaciones revocó la decisión de la jueza y le dio la razón a De León, lo que significaría que Murphy y Orsa iban a ser despedidos de nuevo. Sin embargo, los oficiales presentaron una apelación a la Corte Suprema del estado.
El pasado 23 de noviembre, la apelación de los oficiales, que durante este tiempo permanecían en nómina de la policía, les fue negada.
"Nuestra revisión cuidadosa y cercana del video nos deja perplejos por el rechazo del tribunal de circuito de las conclusiones verdaderas y correctas de la junta", dijo el juez Michael B. Hyman sobre el caso según ABC. "No podemos ignorar un aspecto aún más preocupante de este caso... la defensa de los oficiales, en gran medida, se basó en agitar prejuicios al sugerir que la conducta de De Leon estaba relacionada con pandillas".
La renuncia de los policías fue sometida una semana antes de la reunión mensual de la junta policial en la que se esperaba que los agentes fueran despedidos una vez más.
Sobre si la justicia llega tarde en este caso, para De León todo su resume en una frase: "Mi hijo (quien entonces no había nacido) tiene ya 10 años", dijo De León al Tribune.
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