Desde el pasado 1 de abril los duques de Sussex gozan de la libertad al ya no ser miembros de alto rango de la familia real británica. Eso implica que dejaron de recibir dinero por parte del gobierno de ese país. También deben buscar sus propios recursos económicos. Ahora viven en una mansión en Beverly Hills con valor de 18 millones de dólares y han comenzado a pagar a los contribuyentes británicos los 3 millones de dólares que costó la remodelación de su casa en el Reino Unido. Entre todos sus gastos, hay alguien que les echa la mano.