En Uganda, hay un desempleo juvenil del 66 % (la tasa más alta en África). Y la mayoría de los habitantes de Uganda son jóvenes, más del 70 % tiene menos de 30 años. Estos datos hablan por sí solos y reflejan la problemática que está viviendo el país: si bien hay una fuerza laboral joven, esta no logra activarse.
¿Tendrá esta iniciativa educativa de Uganda la suficiente fuerza para vencer a la pobreza?

La pregunta que se desprende es tan obvia como necesaria: ¿cómo se resuelve este problema, que está obstaculizando el crecimiento del país entero?
De la teoría a la práctica

Para enfrentar esta problemática, surgió el programa Educate! (Educar) en el que un mentor visita escuelas secundarias y toma 40 alumnos a los que les enseña sobre emprendedurismo, liderazgo, resolución de problemas y pensamiento crítico.
En este modelo, se impulsa a los alumnos a trabajar en grupo, hablar en público, crear negocios y responder a las necesidades de la comunidad.
Esta iniciativa surgió luego de constatar que el sistema educativo del país les brindaba a los estudiantes mucho conocimiento teórico, pero casi nada de herramientas prácticas para efectivamente conseguir un empleo.
Buscando cambiar la comunidad

Dentro del programa Educate!, una de las encargadas es Lillian Aero Olok que se unió al modelo en 2009, mientras era estudiante en la secundaria.
Ahora ella cuenta con un proyecto que ofrece apoyo y asesoramiento a más de 100 viudas y mujeres con VIH. Así, les enseña a las mujeres a hacer collares de papel reciclado y luego se los compra para exportarlos a todo el mundo y para que, al mismo tiempo, estas mujeres puedan tener su propio ingreso.
En definitiva, este modelo de educación apela a que las personas puedan armar sus propios negocios, crecer y tener las herramientas para desarrollarse. Sin duda encierra el espíritu de uno de los principales mensajes de Nelson Mandela: “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Solo tenemos que aprovecharla.






