¿ El miedo es herencia genética? Cualquier acercamiento a la psicología nos dará una idea de cuánto pueden afectarnos los temores e inseguridades de nuestros padres. Después de todo, aprendemos de su ejemplo y muchas de nuestras acciones son un fiel reflejo de ese aprendizaje, consciente o inconsciente. Sin embargo, una investigación de la Universidad de Zurich asegura que los traumas pueden transmitirse de generación en generación a través de los genes; lugar donde ningún psicólogo podrá llegar.
¿Podemos heredar los miedos de nuestros padres?

No sólo heredamos las características físicas de nuestros padres; al parecer, también heredamos experiencias. Para comprobarlo, un equipo científico de la Universidad de Zurich traumatizó a un grupo de ratones y analizó las dos generaciones siguientes. Los resultados son sorprendentes, ya que todas las crías mostraron signos de trauma. Los especialistas creen que la respuesta puede estar en su ARN.
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¿El miedo se hereda? Un experimento sorprendente
Los investigadores separaron de sus madres a una camada de ratones recién nacidos. Todos los días, durante dos semanas, los pequeñitos ratoncitos fueron alejados de sus madres por tres horas; situación que resulta extremadamente estresante para estos animales. Aunque esta camada pareció crecer normalmente, el comportamiento errático y ciertos signos de depresión evidenciaron el daño: los ratones traumatizados eran imprudentes, vagaban en espacios abiertos y luminosos, algo que sus pares evitan por ser una situación riesgosa.

En una segunda etapa, los machos de las camadas traumatizados engendraron crías que mostraron comportamientos anormales similares a los de sus padres, a pesar de que nunca habían experimentado un trauma. Los niveles de insulina y de glucosa en sangre a los cachorros eran también más bajos que en los ratones normales, lo que se considera un síntoma de estrés. La próxima generación, es decir los nietos de los ratones estresados, también mostró comportamientos anormales.
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Los traumas dejan marcas en los genes
A pesar de no haber tenido problemas de crecimiento, el daño provocado a estos ratones se extendió a tres generaciones. Al analizar el tejido cerebral de los padres traumatizados, los investigadores descubrieron una mayor cantidad de lo normal de moléculas de ARN diminutas llamadas microARN. Al parecer, esta molécula transmite la experiencia del trauma a la descendencia.
Se trata, sin dudas, de un enorme avance que demuestra la gran complejidad del cerebro, aún de uno tan pequeño. Si tuviste una infancia feliz y aún así tienes ciertos problemas psicológicos, quizás no se trate de algo guardado en tu inconsciente; sino de experiencias que ni siquiera te pertenecen y que aún así, están grabadas en tus genes.
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No es agradable pensar que existen traumas y temores ajenos que nos afectan de una manera que no podremos controlar. Hasta ahora, indagar en nuestros recuerdos, en nuestra crianza e incluso, en los miedos de nuestros padres abría la posibilidad de solucionar ciertas angustias. Sin embargo, ¿cómo podríamos enfrentar el daño provocado generaciones atrás? Quizás la enorme complejidad de la psiquis humana tenga una respuesta.







