El año 2015 va a ser el más caliente de toda la historia. El nivel de los mares continúa creciendo. Y el mundo sigue careciendo de medidas verdaderamente efectivas para frenar el calentamiento global. ¿ Pagar por emitir gases contaminantes podría ser una salida?
¿Pagar por emitir gases contaminantes será la salida para reducir el calentamiento global?

Contaminación con escaso control

Todos los años se emiten a la atmósfera cientos de toneladas de dióxido de carbono, el principal responsable del efecto invernadero y del calentamiento global del planeta. Los 5 países que generan mayor volumen de gases contaminantes son China, Estados Unidos, India, Corea de Sur y Rusia, con medidas de control que van de la tibieza a la casi inexistencia. En muchos otros países ocurre lo mismo.
Una de las estrategias que están utilizando algunas de las naciones más preocupadas por la contaminación es castigar a los emisores de gases dañinos al ambiente, haciéndoles pagar un precio. Por ejemplo, mientras en Suecia hay que pagar 125 dólares por cada tonelada de dióxido de carbono enviada a la atmósfera, en la provincia canadiense de Quebec, el costo de la emisión es de 12 dólares por tonelada.
Pero, aparte de las grandes diferencias entre los precios, el número de países que aplica esta especie de impuesto ambientalista es muy pequeño, por lo que en la práctica, se trata casi de una simbólica gota de agua en medio de un océano de polución.
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El problema del carbón y del petróleo

La utilización del carbón como combustible data de la prehistoria, pero fue a partir del siglo XVIII, con la Revolución Industrial, cuando empezó su explotación intensiva. La fuente energética mundial más democrática es el carbón. Mientras el petróleo está concentrado en algunas regiones del planeta, en casi todas partes hay carbón y más de 100 países lo explotan.
El carbón, que es el combustible fósil más contaminante, le disputa al petróleo la supremacía mundial como principal energético. Cerca de un 40 % de la energía eléctrica generada en el mundo sale de plantas termoeléctricas a base de carbón y no hay razones para ser demasiado optimistas en cuanto a una disminución de su consumo. Hay carbón para rato y a los países no les agrada incordiar a sus mineros del carbón.

La industria del carbón ha demostrado una gran capacidad para adecuarse a los vaivenes del mercado de los energéticos y a los sobrecostos asociados al sector. Otro problema es que algunas de las empresas de generación y distribución de electricidad siguen siendo estatales y prefieren mantener sus estructuras tradicionales y no modernizarse, para no afectar sus abultadas nóminas.
Respecto al petróleo, lamentablemente aún está lejos el reemplazo de la gasolina usada por el enorme parque automotriz mundial por un energético más amigable con el ambiente.
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La obligación de pagar por contaminar

La mayoría de los expertos en la generación de energía y su impacto en el medio ambiente está cada vez más convencido de que la única forma de reducir el calentamiento global es pasar a medidas de alcance mundial y obligatorio para penalizar la emisión de gases en todas partes, a precios que vayan más allá del simbolismo y constituyan un estímulo para cambiar a energías más limpias.
Será difícil acordar tarifas, esquemas de precios, destino de los recursos recaudados y sanciones por los incumplimientos. Pero mientras no existan imposiciones internacionales en la materia, parece que el calentamiento global, lejos de detenerse, continuará aumentado.
El mundo se ha puesto de acuerdo para prohibir las armas de destrucción masiva y para limitar el uso de la energía nuclear ¿por qué no podría entenderse en algo tan vital para nuestro planeta? ¿Qué opinas al respecto?
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