Los chistes sirven para romper el hielo, dan una cierta posición de ventaja a quien los cuenta. De hecho, la psicología tiene mucho para decir al respecto y según se ha argumentado desde esta disciplina, los chistes son en general una herramienta que utilizamos para sentirnos superiores, en particular cuando estos chistes tratan de otras personas. En general, la temática de estos chistes demuestra lo que queremos ridiculizar y desvalorizar.
Los chistes sexistas son mucho más que simples «chistes graciosos»

Los chistes sexistas tratan en general sobre mujeres y recalcan una supuesta incapacidad para conducir, levantar peso, hacer trabajo mecánico, ser inteligentes o de ser percibidas como algo más que un físico, entre muchas cosas más.
Estos chistes te los cuenta alguien, un amigo, amiga, familiar, conocido, un niño o una niña y, sin duda, como una obligación impuesta por la sociedad, te vas a reir. Pero... ¿por qué?
Chistes que desvalorizan

Veamos... ¿A quién quieren ridiculizar y desvalorizar estos chistes a continuación?
- «¿Google es hombre o mujer? Mujer, porque no deja que termines la frase y ya te esta haciendo una sugerencia».
- «Para todos los hombres que creen que el lugar de la mujer es en la cocina, recuerde que ahí están los cuchillos».
- «¿Cómo es que la comunidad científica encontró el nombre "Síndrome posmenstrual"? La vaca loca ya estaba tomado».
- «Le he comprado un collar a mi mujer. ¿Ah si? Pues yo todavía la llevo suelta».
- «¿En qué se parece una mujer a un preservativo? Ambos pasan más tiempo en tu billetera que allí abajo».
- «¿Qué tienen en común las rubias y las botellas de cerveza? Que están vacías del cuello para arriba».
- «¿Por qué ninguna mujer fue aún a la Luna? Porque por ahora no necesita limpieza».
Sin embargo, los chistes sexistas no se limitan a atacar a las mujeres. También existen chistes sexistas que que se burlan de los hombres y son en general en referencia al hombre que « actúa como una mujer», a su actividad sexual, a su líbido o a su pene. Estos chistes no suelen hacer referencia al lugar o a las capacidades del hombre.
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Junto con los chistes sexistas, es común escuchar la clásica replica hacia las mujeres de «¿por qué se enojan? Si es solo una broma, tienen que entender que es una broma y tomarla como tal. Deben dejar de ser tan sensibles».
Esto se debe a que muchas personas realmente creen que un chiste no tiene ningún impacto negativo. ¡Por qué lo tendría si es solo un chiste! Sin embargo, la comunidad científica discrepa y reporta que la exposición a chistes sexistas puede derivar en la tolerancia a sentimientos hostiles y a la discriminación hacia una mujer.
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Los chistes sexistas según la ciencia

Según Thomas E. Ford, miembro del departamento de psicología de la Universidad de Western Carolina:
«El humor sexista no es simplemente entretenimiento inocente. Puede afectar la percepción de los hombres en cuanto a su entorno social y permitirles sentirse cómodos al expresar un comportamiento sexista sin miedo alguno de recibir desaprobación de sus colegas».
Un estudio publicado en la revista International Journal of Humor Research por Annie Kochersberger elucidó lo que el «humor» sexista dice de nuestras actitudes y prejuicios.
En el mismo, la científica le pidió a 100 hombres y mujeres que evaluaran qué tan graciosos les resultaron varios chistes sexistas, así como varios chistes neutros. Luego, los individuos debieron responder a preguntas que permitían destapar actitudes o visiones sexistas y hostiles hacia la mujer. Por ejemplo, si estaban de acuerdo con la afirmación siguiente: «Las mujeres quieren ganar poder controlando a los hombres». Por último, los individuos debieron decir qué tanto se identificaban con las mujeres.
Los resultados reportaron que el gusto por el humor sexista no tiene nada que ver con el género, tanto mujeres como hombres pueden disfrutar de chistes sexistas. Por otro lado, el estudio permitió demostrar que los participantes que se sintieron más divertidos con el humor sexista eran aquellos que se identificaban menos con las mujeres como grupo social.
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Por otro lado, en un estudio publicado en la revista Personality and Social Psychology Bulletin, Thomas E. Ford le pidió a individuos que leyeran varios chistes sexistas y luego decidieran si querían donar dinero ficticio (permítanme hacer énfasis en ficticio) a una organización de mujeres.
A pesar de que los individuos no perdían realmente dinero haciendo esto, aquellos que resultaron más hostiles en su sexismo no contribuyeron a las organizaciones luego de leer los chistes sexistas. De hecho, representaron un 80 % menos que los individuos también hostiles en su sexismo, pero que leyeron chistes neutros.
Tal como Ford explica:
«Nuestra investigación demuestra que la exposición al humor sexista puede crear condiciones que permiten que los hombres —especialmente aquellos que tienen actitudes antagonistas hacia las mujeres— expresen estas actitudes en su comportamiento».
Por último, el académico y presidente de la Universidad de Leicester en 1945, Frederick Attenborough, argumentó en su estudio publicado en la revista Journal of Gender Studies que los chistes sexistas son una forma de objetivación sexual.
De hecho no solo objetivan a las mujeres, sino que también festejan la violencia y el prejudicio en su contra. Según Ford: «La aceptación del humor sexista conlleva a que los hombres piensen que el comportamiento sexista es aceptado socialmente aceptable».
Probablemente, el gran problema radica en que creemos que por ser un «chiste» hay que tomarlo como algo gracioso, sin darnos cuenta que quizás, como todo, tiene un efecto mucho más negativo y duradero de lo que creemos. Más que chistes graciosos, los chistes sexistas son verdaderas armas para destruir a la sociedad. Es importante entender que como lo dijo Ford: «El humor sexista es la denigración de la mujer a través del humor».
Y entonces, nunca más volver a repetir un chiste sexista.
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