Las perspectivas a futuro son cada vez más preocupantes respecto al impacto del calentamiento global y las consecuencias del cambio climático en nuestro planeta, a pesar de los más destacados esfuerzos recientes, entre ellos el renombrado acuerdo de París, que si bien es un primer paso, parece por el momento no muy efectivo o en todo caso insuficiente.
Cambio climático: una amenaza que se agrava profundamente con Donald Trump como presidente

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La evidencia científica y la presión política ha ido cambiando levemente el panorama y permitido esta suerte de consenso internacional del que surge el acuerdo de París, pero la resistencia por parte de gran parte del sistema político y de empresarios privados preocupados por el impacto que las políticas y regulaciones ambientales puedan tener sobre sus negocios, sigue siendo de gran magnitud. Donald Trump, flamante presidente electo de los Estados Unidos, es un digno representante de esta resistencia irresponsable y anti científica, por lo que su llegada a la Casa Blanca no solo agrava profundamente el problema, sino que amenaza con dar marcha atrás en los pocos pero significativos avances que se han hecho en la materia, especialmente durante el mandato de Barack Obama.

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Famosamente, Trump dijo en un tweet que el concepto de calentamiento global era una mentira inventada por China para restar competitividad a la economía estadounidense.
The concept of global warming was created by and for the Chinese in order to make U.S. manufacturing non-competitive.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 6, 2012
A pocos meses de comenzar su campaña presidencial, en 2015, Donald Trump dio las siguientes declaraciones a Fox News:
“La protección ambiental, lo que están haciendo es una vergüenza. A cada semana surgen nuevas regulaciones”.
Cuando el reportero le preguntó quién iba a proteger el medioambiente, Trump dejó claras sus prioridades:
“El medioambiente estará bien. Podemos tomar medidas, pero no podemos destruir negocios”
Trump mencionó también su intención de remover la Agencia de Protección Ambiental (EPA, Environmental Protection Agency) en su gobierno, aunque luego moderó sus planes al respecto y dijo que en realidad iba a cambiar la dirección de las políticas llevadas a cabo por este organismo.
En efecto, hace un par de meses, cuando su llegada a la Casa Blanca todavía era vista como imposible por muchos, Trump anunció quién sería el encargado de liderar la transición en la administración de la EPA, en caso de ser electo.
Su hombre: Myron Ebell, un reconocido negador del cambio climático que está al frente de un think tank libertario y de un grupo llamado Cooler Heads Coalition, que se describe como “una coalición destinada a derribar los mitos del calentamiento global exponiendo las mentiras en los análisis económicos, científicos y de riesgo”.
Entre otras cosas, Ebell ha dicho que la política Clean Power Plan de Obama —una medida implementada en 2015, que intenta reducir la emisión de carbono en las plantas generadoras de energía— es ilegal, y que la ratificación del acuerdo de París por parte de Obama es “claramente una usurpación inconstitucional de la autoridad en el senado”.
Donald Trump, por su parte, ha dicho directamente que planea eliminar todas las medidas y regulaciones que ha implementado la administración de Barack Obama, incluyendo este Clean Power Plan. Con los republicanos ahora como mayoría en el congreso, esto parece perfectamente viable en la futura administración Trump.
Además, también ha dicho que piensa sacar a los Estados Unidos del acuerdo de París y, aunque técnicamente el país se ha comprometido por cuatro años, nada impide que Trump ignore esta cláusula tanto como el acuerdo mismo.

Los augurios no son nada buenos, aunque algunos no se han resignado a perder las esperanzas.
Bob Inglis, un activista ambiental y republicano, consideró que “Ebell tendrá sus 15 minutos de fama” pero confió en que después se convertirá en un hazmerreír por su postura ridícula e ingenua, y será olvidado.
Por otra parte, independientemente de las acciones de Trump y su gobierno, algunos de los grandes estados como California y Nueva York poseen sus propias políticas ambientales, que también podrían ir implentándose en otros estados, e incluso China e India, que han alcanzado niveles extraordinarios de contaminación ambiental, tienen sobradas razones para mantener sus políticas ante el cambio climático.
El papel de la comunidad científica y de los activistas será crucial en los Estados Unidos —el segundo país con mayor cantidad de emisiones de dióxido de carbono por detrás de China— para, al menos, frenar la vuelta atrás que significará Trump en este sentido.
- Un problema de todos: Con solo hacer esto, tú también puedes frenar el cambio climático






