Así es como esta universidad de Nigeria busca combatir el hambre y el extremismo

Son varios los países africanos y del mundo entero que buscan evitar que los jóvenes se unan a grupos radicales, ejerciendo violencia y dejando de lado un futuro próspero y una educación.

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La Universidad Americana de Nigeria (AUN) ubicada en Yola, al nordeste de Nigeria no es la excepción y busca convertirse en el ejemplo de cómo la educación juega un rol clave en nuestra sociedad.

Yola es una zona muy pobre, ubicada en el borde del desierto de Sahara, y por los últimos tres años, se encuentra al borde del territorio ocupado por los terroristas de Boko Haram.

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La universidad fue fundada por el ex vicepresidente de Nigeria, Atiku Abubakar, quien quedó huérfano en la zona cuando era niño.

El objetivo de la universidad, creada hace más de una década, es ser una universidad de desarrollo frente a la realidad del país y de la zona. Desde hace cuatro años, cada vez es mayor el número de jóvenes sin empleo en las afueras de la universidad.

Los miembros de ANU se unieron a líderes religiosos o de la comunidad para ver cómo pueden implementar programas de paz, educación y seguridad alimentaria.

Buscando la paz

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Fue así que nació la iniciativa de paz AUN-Adamawa en la que los principales líderes locales, musulmanes, cristianos, dirigentes tradicionales y líderes comunitarios participan activamente con el objetivo de educar y alimentar a tantas personas como sea posible.

Desde 2014 que la universidad logra alimentar a las personas asustadas y hambrientas que llegan a Yola.

A comienzos de 2016, con la iniciativa de paz, la universidad logró alimentar a cerca de 300,000 personas. 

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La universidad alimenta y proporciona educación a cientos de niños que están sin hogar, huérfanos, o pertenecen a la Almajiri (escuela religiosa musulmana) bajo el programa Feed and Read que ahora se ha expandido para otorgarle los mismos derechos a las niñas.

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Actualmente, alrededor de 500 niños reciben instrucción y una comida a través de estos dos programas. El plan es ampliar la gestión para ayudar a 2.000 niños en 2017.

Los proyectos tienen una alta demanda y no cuentan con los recursos necesarios para cubrirla. La idea es conseguir más fondos y seguir ofreciendo educación y alimento a los que se acercan.

Todavía les queda mucho por hacer, pero lo cierto es que ofreciendo contención, comida, apoyo y aprendizaje, se logra combatir el extremismo y se inculca la paz y el respeto. Algo que todos deberíamos tomar como ejemplo.