Un grupo de bailarines comandados espontáneamente por los coreógrafos neoyorquinos Celia Rowlson-Hall y Crishon Landers congregaron a través de las redes a más de 170 bailarines que sin conocerse y llegando de lugares tan disímiles como Toronto se dieron cita en Union Square, en Nueva York. El propósito solo uno: bailar la pegajosa ‘Can’t Stop the Feeling’, de Justin Timberlake vestidos todos como Hillary Clinton, con trajes unicolores de saco y pantalón.
La danza de los pantalones con la que 170 bailarines homenajearon en la calle a Hillary Clinton
Sin pancartas ni arengas políticas, solo vistiendo el tradicional 'power suit' de un solo tono de la candidata, estos bailarines dejaron claro que no solo bailando también se hacen campañas políticas, sino que el estilo de la demócrata ya se convierte en un ícono.

Los transeúntes desprevenidos de la Gran Manzana se toparon con una aparatosa y colorida coreografía que parecía querer atraer una herramienta un poco lejana a la arena política, el baile. “Queríamos traer un poco de humanidad a su campaña, porque la humanidad, el amor y el humor suelen perderse en este punto de las contiendas políticas”, le explicó Rowlson-Hall al Washintong Post.
Este flash mob (así se le conocen a esas masivas intervenciones públicas convocadas por internet) bautizado #Pantsuitpower (‘el poder de los pantalones’) dejaba claro además algo, el hecho de que nadie llevara un solo logo de campaña, ni una banderita demócrata sino simplemente trajes de saco y pantalón de un mismo tono hablaba de la fortaleza que ha cobrado ese estilo característico de Hillary Clinton, al punto de convertirse en un emblema que ya la identifica.
Su estilo parece en estas alturas de la contienda convertirse más que una pulsión estética en la encarnación de una acción política, la que relaciona el empoderamiento femenino con llevar trajes de pantalón, o ‘power suits’ como se les conoce desde los años 80.
Esta acción, que solo duró unos minutos, multiplicó su alcance al ser capturada en video y puesta a circular en redes sociales por la ONG Humanity for Hillary. “Estamos ejerciendo nuestro derecho a homenajear la bandera y los ideales en los que creemos”, añadió la coreógrafa que por un momento le hizo pensar a todos que bailando, contoneando las caderas y vistiendo una cierta ropa también se puede hacer política.
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