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El arte boicotea a Ivanka, la moda a Melania y la música a Donald Trump: ¿es esto la cultura en contra de Trumplandia?

Mientras el futuro presidente no consigue aún tener un cartel digno de artistas para su toma de posesión, Melania parece más huérfana que nunca de diseñadores que la quieran vestir. Para Ivanka las cosas no son distintas, los artistas de los cuadros que tiene en su casa le piden que por favor los baje.

Mientras la moda se sigue debatiendo si vestirá o no a Melania Trump, a Ivanka algunos artistas le piden que baje sus cuadros de las apredes de su casa.
Mientras la moda se sigue debatiendo si vestirá o no a Melania Trump, a Ivanka algunos artistas le piden que baje sus cuadros de las apredes de su casa.
Imagen Getty Images

“Me convertí en Darth Vader por decir cosas amables de Melania Trump”, ha denunciado André Leon Talley, uno de los hombres más relevantes de la moda en Nueva York.

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Haber dicho que la esposa del futuro presidente tenía bellas piernas y buenas maneras le ha costado la renuncia de muchos de sus más fieles amigos. Lo han señalado por haberse vendido “al imperio del mal”. Su padecimiento llegó al punto que el particular personaje tuvo una charla con el New York Times solo para dejar clara una cosa: “Tú tomas la decisión de estar en la Tierra de Trump, o no, y yo he decidido tomar mi decisión y no ser parte de ella”.

La anécdota de León deja aflorar una pregunta: Acaso ¿ya nunca nadie podrá decir cosas amables sobre Melania porque eso significará ser complacientes y naturalizar el gobierno de Trump?

Este tipo de reparo colectivo no solo se suscribe al mundo de la moda, que se debate en guerra por quien sí y quién no vestirá a la futura primera dama. En realidad, parece operar en bloque para generar una especie de boicot a toda la familia.

El escenario vuelve a repetirse en el mundo del arte, esta vez aludiendo a Ivanka, la hija mayor del presidente.

Ante la costumbre que tiene Ivanka Trump de postear en su Instagram fotos al interior de su casa, con fondos de importantes obras de arte que ha coleccionado por años, hace una semana, algunos artistas que han reconocido que sus obras reposan calladas en las paredes de la que será sin duda una de las mujeres más determinantes en el próximo mandato, le han pedido expresamente que por favor baje sus obras.

Así, artistas como Jonathan Horowitz y Alex Da Corte unidos a la curadora Alison Gingeras, al emblemático vendedor de arte Bill Powers y a otros representantes de la escena han formado un grupo que han bautizado Halt Actionin. “Querida (Dear) @Ivankatrump por favor baja mis obras de tus paredes. Estoy avergonzado de ser visto en su casa”, escribió el artista de Filadelfia, Da Corte en su Instagram.

En realidad nadie puede obligar a Ivanka a que baje nada pero la iniciativa está empujando a que algunos curadores estén planteándose unos nuevos criterios antes de dejar que una obra pueda ser comprada: “Necesitamos pensar más cuidadosamente sobre cómo nuestro trabajo es llevado al mundo y a quién es vendido”, dice la curadora Gingeras una de las voces detrás de este grupo.

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La reticencia del mundo de la cultura aunque parece estar especialmente ensañado con las mujeres tampoco deja indemne a Donald Trump quien, a días de su inauguración, aún no consigue dar un cartel de nivel para la velada.

Si en la inauguración de Barack Obama vimos a la poderosa Aretha Franklin, a Yo-Yo Ma y hasta Beyonce, y si George W Bush consiguió contar con estrellas del pop como Ricky Martin y Jessica Simpson, la labor le ha resultado más dispendiosa a Donald Trump. Andrea Bocelli, Garth Brooks y Gene Simmons de Kiss han rechazado el ofrecimiento y otros artistas, ante los rumores han corrido a dejar claro que tampoco estarán, como es el caso de David Foster, Celina Dion y Elton John.

Por lo pronto, a Donald Trump lo acompañan Jackie Evancho, la joven concursante de ‘America's Got Talent’ quien cantará el himno nacional y también el infaltable coro Mormon Tabernacle que, sin embargo, no ha dejado pasar esta aceptación sin polémica, una vez que unos de sus miembros dejaron expreso en redes que esa “complacencia era una vergüenza”. "Pareciera que los 15 millones de miembros que tiene este coro estuviera apoyando la agenda del próximo presidente", se lee en una inciativa que busca que el coro desista de su decisión.

Mientras el equipo encargado de la inauguración asegura que no está pasando por aprietos, otros como Robert Reich, el que fuera el secretario de trabajo de Bill Clinton maquinan una nueva iniciativa: un gran concierto y teletón, que se ha dado en bautizar Freedom United Concert y que se hará al aire libre el mismo día de la inauguración y que amenaza con tener a Jay Z y a Madonna. Sus ganancias irán, claro a organizaciones como Planned Parenthood, Lambda Legal y fondos para defender el ambiente.

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Por lo visto la cultua quiere convertirse en una nueva manera de oposición y dejar huérfanos a los Trump, ... pero ellos ¿sucumbirán ante sus presiones?

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