Él te hace feliz, pero hay algo que no termina de cuajar. Es que, después de tanta comedia romántica y película rosa, te das cuenta de que tu pareja no tiene precisamente esas características que hacen que las protagonistas se eleven apenas ven al hombre en cuestión.
Ser feliz en pareja no depende de tu media naranja, depende de otra persona, según psicólogos


Sí, él no es tu media naranja, ese complemento al que le cantaba Fey y que también es llamado príncipe azul, otra mitad, alma gemela... Piensas entonces que lo mejor que puedes hacer es despacharlo, pues por allí debe estar rondando la persona que sí te complementa.
¡Detente! No cometas una locura por un simple mito. Tú no necesitas una media naranja: necesitas completarte a ti misma para ser feliz.
La media naranja es... un mito

El amor es un sentimiento que llena tu corazón, pero no tiene que resolver todos los problemas de tu vida. Esa imagen que vemos en la televisión de que con la llegada de un ser especial todo tendrá sentido no es más que una falacia.
Bertrand Regader, psicólogo educativo de Barcelona y director de Psicología y Mente, asegura, además, que la idea reduce el poder de la individualidad y la verdadera idea de una pareja, pues la otra persona queda reducida como en una «condición de máquina diseñada para leernos la mente y satisfacer necesidades».
Una pareja no debe ser una extensión de ti

Luisa Torres Tobar, psicóloga y sexóloga, se centra más en otros aspectos del mito, como la falsedad de que la pareja deba funcionar como una extensión de uno mismo, coincidiendo en todos los aspectos de la vida sin tomar en cuenta la comunicación, el respeto y la tolerancia. En un artículo publicado en Fucsia, ella afirma: «Amar consiste en la atracción por las afinidades y en la tolerancia y el respeto por las diferencias».
Las consecuencias del mito de la media naranaja
Tener tales expectativas en tu pareja solo traerá consecuencias negativas a la relación, pues esperarás mucho más de ella. «Es muy probable que terminemos presionando a esta persona para que satisfaga nuestras necesidades», explica Regader. Al tener tan altas expectativas en una conexión inexistente, solo te frustrarás y generarás conflictos, así como sentimientos de tristeza y decepción.
Lo que realmente ocurre

Tobar explica entonces los aspectos en los que una pareja normal negocia los puntos de una relación, libres de los mitos de romance infundidos en los medios. Primero que nada, hay objetivos comunes (esos puntos en los que te identificas con la otra persona), los objetivos transables (en los que difieres) y los intransables (en los que ninguno está dispuesto a ceder).
Es entonces que la comunicación se vuelve el centro de la relación, no una idea romántica de que todo será de color de rosa porque la relación está destinada a ser.
Así que, la próxima vez que pienses que necesitas una media naranja, detente y analízalo bien. Complementa tú misma tus errores, fallas, y únete a alguien porque te sientes a gusto en su compañía y ves un futuro plausible a su lado.








