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Los 5 mandamientos para que las pequeñas conversaciones no sean incómodas

Dante se olvidó de un círculo del infierno: el de las conversaciones triviales. Si alguien no se portó del todo mal, pero tampoco fue muy bueno, un castigo apropiado sería una eternidad en un ascensor.

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Atrapado en un espacio diminuto, sin posibilidad de escapar y con un vecino que has visto una o dos veces en tu edificio y tienen que compartir unos minutos de conversación sobre el clima o peor: un silencio incómodo.

Los dos evitan mirarse y cuentan los segundos hasta que las puertas se abran y puedan salir disparados hacia la libertad.

O peor, cuando vas a una primera cita con una persona y llega ese momento en el que te quedas así:

Ninguno de los dos sabe qué decir y se quedan mirando las manos, haciendo comentarios sobre la comida, o peor, hablando del maldito clima.

Uma Thurman dio en el clavo cuando dijo, en Pulp Fiction, que «sabes que has encontrado a una persona especial cuando puedes estar callado y compartir el silencio».

Pero eso no nos pasa a todos, a veces tenemos que navegar en un mar de conversaciones pequeñas para poder llegar a conocer mejor a una persona, pero eso no tiene que ser necesariamente incómodo y aquí te decimos cómo hacerlo.

1. Trabajo de detective

Todos hablan de que stalkear a alguien en las redes sociales es raro, pero puede tener su utilidad. Si vas a una cita con alguien que encontraste en Tinder nunca está mal investigar un poco en sus redes sociales para conocer sus gustos e intereses.

De esa manera vas a poder tener una idea de las cosas que puedes sacar a colación cuando la conversación se enfríe, pero intenta que no sea demasiado obvio o va a salir espantado.

2. Mantente al día

Nadie salta a una conversación muy íntima el mismo día que conoce a alguien, pero hablar de cosas demasiado intrascendentes puede hacerle perder el interés. ¿No te dan ganas de salir corriendo cuando alguien te habla del pronóstico del tiempo para la semana que viene? A todos nos pasa, nos hablan de lo lluvioso que está (¡como si ya no lo supiéramos!)

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Trata de mantenerte al día con las noticias, no tiene que ser sobre la coyuntura económica de Medio Oriente, pero si sobre temas que te pueden resultar interesantes y que terminen en una conversación entretenida.

3. Escucha

Debra Fine, autora de The Fine Art of Small Talk, sostiene que a la gente le encanta hablar de ellos mismos. Así que, si alguna vez te encuentras en el aprieto de no saber qué más decir, haz una pregunta y escucha con atención.

Además, puedes usar un pequeño truco que usan muchos periodistas a la hora de entrevistar a alguien: todos odiamos los silencios incómodos y tratamos de llenarlos. Digamos que tu cita terminó de responder tu pregunta y se queda callado, en vez de preguntarle algo más prueba estar en silencio por un par de segundos más, la otra persona va a sentir la necesidad de llenar ese vacío y va a agregar otras cosas a la conversación que la podrán mantener viva.

4. Relájate

No esperes que la conversación sea lo más interesante que has escuchado en tu vida, porque no va a pasar. Si tienes una buena conversación pequeña la vas a pasar bien, pero es seguro que para el siguiente día ya la hayas olvidado. Las malas son las que desearías olvidar.

Así que no te estreses y disfruta de la compañía, los demás lo notarán y actuarán con más naturalidad. Aunque la conversación no vaya hacia ningún lugar, si te presentas con una buena actitud los silencios incómodos no son tan molestos.

5. Escapa con gracia

Cuando, por más de que tengas la actitud más positiva del mundo, la conversación es intolerable, huir despavorido parece la mejor opción del mundo.

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Sin embargo, en una sociedad civilizada no está muy bien visto salir corriendo en medio de una cita o una fiesta.

Por eso, cuando estás lidiando con alguien pesado o con un verdadero bodrio la frase «necesito» es, según Fine, la mejor opción para escaparte con algo de dignidad.

Decir «necesito ir al baño» o «necesito ir al bar» son excusas completamente válidas para salirse de una situación incómoda sin ser maleducado. Es una forma más delicada de decir «me voy de acá porque no te soporto».

Con estas sencillas ideas podrás pasar de sentirte en el infierno, siempre rodeado de temas de conversación aburridos, a estar cómodo hablando sobre cualquier cosa.