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La relación con tu padre puede afectar tu vida amorosa, según especialistas

Nuestros padres son los primeros referentes que tenemos. Prestamos atención a sus pasos y vemos en ellos el ejemplo. Luego, cuando crecemos, nos damos cuenta de cuánta influencia generaron en nuestra vida adulta. Solo que ahora ya no dependemos de ellos y tenemos la posibilidad de elegir si queremos seguir sus pasos o no.

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No es un mito que la relación con nuestro padre tiene un impacto en nuestra vida amorosa. Según Shirani M. Pathak, psicoterapeuta de relaciones, "Si tuviste una gran relación con tu padre, lo más probable es que tengas pocas dificultades en tus relaciones con los hombres. Si no tuviste una buena relación con tu padre, espera encontrarte luchando en tus relaciones con los hombres», dijo la especialista a Hello Giggles.

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Por ejemplo, muchas personas que vivían con padres alcohólicos suelen salir con personas que tienen el mismo problema. Del mismo modo, quienes tuvieron padres ausentes, tienen parejas que tienden a actuar de la misma manera.

«Si tienes una relación difícil con tu padre, la razón por la que te encuentras luchando en tus relaciones con los hombres es porque estás llevando la lucha de tu infancia a tu vida adulta. Solo que, esta vez, tienes esperanzas inconscientes de ganar el amor, el afecto, la atención o lo que sientas que no recibiste cuando creciste. Básicamente, por más terrible que pueda sonar, tu pareja inconscientemente se convierte en tu padre sustituto», dijo Shirani.
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Pero la buena noticia es que se puede romper con ese ciclo:

«Si te encuentras luchando en tu vida amorosa y estás lista para terminar tu lucha, busca el apoyo de un profesional calificado para que te ayude a curar las heridas relacionales de tu infancia. Esto te ayudará a dejar de convertir a tus parejas en padres de reemplazo, y podrás comenzar a disfrutar de tu vida amorosa», dijo la especialista.

No tengas miedo de acercarte a un terapeuta si ves algunos patrones que ya no quieres en tu vida. No podemos controlar cuánto nos afectó lo que vivimos en nuestra infancia, pero sí en nuestro presente podemos elegir cómo queremos vivir nuestra vida.

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