Cuando terminamos una relación solemos decir que hemos perdido nuestro valioso tiempo y energía invertidos en esa persona, y estos sentimientos pueden ser peores si se trata de una relación a largo plazo. Pasamos 3, 4, 5 años con una persona para que al final no pueda ser, y no queda más que sentimientos de frustración y el entender de nuevo cómo se vive la vida.
La lección positiva que puedes aprender tras finalizar una relación de años te hará sentir mejor

Casi todo tiene un lado positivo y, si bien es cierto que se sufre mucho durante este tipo de rupturas, ninguna relación es un desperdicio, puesto que fue un largo aprendizaje para sus participantes.
Del fracaso a la victoria

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Luego de terminar la relación te sentirás miserable, pero muchas relaciones que duran tantos años terminan en buenos términos y, si este es el caso, hay que agradecer que haya sido así. Probablemente llegaron a este acuerdo tras una serie de problemas que se venían presentando en la relación y que no pudieron resolver. Cuando es necesario separarse no hay más que hacer, pero lo que nos queda como individuos es recopilar las buenas y malas experiencias que nos dio esa unión y aprender sobre nosotros mismos y los demás, con la finalidad de crecer y hacernos más maduros.
Al terminar una relación de este estilo se siente que se perdió un amigo, alguien muy cercano, que sabe nuestros más innombrables secretos. Alguien de quien habrás aprendido a apreciar muchas cosas y de quien habrás aprendido valiosas lecciones, y son estos detalles con los que te debes quedar.
Terminó, pero fue un éxito

A pesar de que estas relaciones terminen, son igualmente exitosas por toda la carga de enseñanzas que nos dejan. Somos capaces de conocer nuevos aspectos de nosotros mismos, entender lo que verdaderamente necesitamos de otra persona y hasta lo que somos capaces de tolerar.
En una relación que termina de una manera positiva aprendemos que somos personas completas, y no parte de un todo, como se nos quiere hacer ver. El duelo nos hace ver que somos capaces de superar muchas cosas, que tenemos características geniales que lograron mantener una relación por todo ese tiempo y que probablemente lo volveremos a hacer con alguien más adecuado.
Las relaciones duraderas que terminan son una victoria porque no hay más que agradecer a esa persona por todo lo que nos dio. Duele mucho, sí, pero una vez pase esta etapa no queda más que aprendizaje, más autoestima y buenos deseos.








