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Hanne Gaby Odiele, la modelo que hizo visible la lucha de los intersex

Lo hemos escuchado hasta el hartazgo: la sociedad pone a los individuos en categorías y el que no encaja queda a un lado, como un juguete defectuoso. De a poco las personas que estaban en esos grupos marginados han ido ganando más terreno para vivir libres de prejuicios, pero aún quedan algunos grupos de la sociedad que no están del todo aceptados.

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La modelo belga Hanne Gaby Odiele está en uno de ellos. Además de ser una de las profesionales más exitosas de su rubro (es la cara de Balenciaga y ha modelado para Chanel y Alexander Wang, entre otros), ahora está luchando para hacer visible un grupo del que se sabe poco y nada: las personas con SIA (síndrome de insensibilidad a los andrógenos).

En una entrevista con la revista Vogue, Odiele relató su duro camino hacia la autoaceptación como persona con SIA y, a la vez, hizo visible una problemática que mucha gente vive en silencio. Verás, la modelo no cae en una categoría de género específica y eso es mucho más común de lo que crees. Según InterACT, una organización por los derechos de los individuos intersex, uno de cada 2 mil bebés tiene esta condición, «casi la misma cantidad que pelirrojos», explicó Kimberly Zieselman, directora de la organización, a la revista.

Intersex, como se le conoce en inglés, es un término que se usa para agrupar a las personas que, por distintas razones, no caen en la categoría hombre-mujer. Entre ellas está la condición de Odiele. Ella se identifica y vive como una mujer, genéticamente es hombre (tiene cromosomas XY), pero no es trans. Nació con testículos en el abdomen y su cuerpo se resistía a la testosterona y ella, como tantos otros, se sometió a una cirugía para «corregir» su condición.

En la entrevista ella recuerda una infancia llena de confusión. Ni sus padres sabían lo que le pasaba a su hija. Solo que tenía una condición rara y necesitaba operaciones para «normalizarla». Los padres de Odelie, sin información a mano (esto fue antes de que existiera internet) y en un pequeño pueblo de Bélgica, hicieron lo que creyeron mejor para su hija: confiaron en los médicos. A los diez años le extirparon los testículos con la excusa de que, si no lo hacía, podría contraer cáncer, una acusación que ahora cree que es falsa. 

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Una práctica medieval en la modernidad

Desde los años 50 los niños que nacían con estas características eran sometidos a operaciones que eran irreversibles y muchas veces innecesarias. En muchos casos la única razón era que encajara en un género determinado y lo hacían a niños o jóvenes que no entendían lo suficiente como para dar un consentimiento pleno.

Sin embargo, a partir de los 90 un grupo de defensores de los derechos de las personas intersexuales rompió el silencio y dio a conocer el daño físico y psicológico que las operaciones causaron en sus vidas. Desde ese momento la comunidad médica comenzó a tener más conciencia sobre estas prácticas y, si bien aún queda mucho por hacer, en la actualidad la ONU las clasifica como una violación a los derechos humanos y países como Malta la han prohibido.

La existencia de personas intersexuales puede romper con los preconceptos que tenemos sobre el género, sobre qué significa ser mujer u hombre. La realidad es que el mundo no está dividido en blancos y negros y las personas no siempre entramos perfectamente en una categoría, y eso está bien. “No tiene nada de malo ser un poco diferente”, proclamó la modelo que, con casi 30 años juntó el coraje necesario para amarse a sí misma y declararse como «orgullosamente intersexual».