En la mitología griega, Narciso era un joven apuesto conocido por rechazar a todas las doncellas que se acercaban a él. Su vanidad llevó a Némesis, la diosa de la venganza, a castigarle atrayéndole hasta un lago en el que el joven vio su imagen reflejada en el agua. Le gustaba lo que veía, tanto, que comenzó a enloquecer cuando su reflejo desaparecía al anochecer. Al cabo de unos días, sin apenas comer ni dormir, Narciso cayó al lago y murió, creciendo en su ataúd de agua la flor que todavía persiste.
Así es como el narcisismo puede afectar a tus relaciones

Enamorados de un espejo
A menudo lo vemos: personas que convierten su cuenta de Instagram en una galería ególatra, personas que pasan más tiempo mirando sus músculos en el espejo que haciendo pesas, y amigos que, a pesar de ser guapísimos, nunca te han dicho "cómo estás".
Sí, existe un prototipo de persona en pleno siglo XXI al que las redes sociales, las selfies y los gimnasios han convertido en adorador de su propia imagen, sin distar tanto de un mito que data de más de 2 mil años.
Pura fachada que, a pesar de atraernos en un primer momento, termina demostrando su verdadera esencia: un vacío en el que no hay empatía, tan solo una fijación en sí mismo.
Lo que no se ve

El narcisismo no solo afecta a las personas de su entorno, sino también a sí mismas. Según varios estudios, este prototipo posee un atractivo capaz de enganchar a las personas en un primer momento para, tras dos meses de amistad, dejar al descubierto su vacío interior, provocando el desinterés por parte de su entorno.
Durante un estudio realizado en Polonia, varios expertos reunieron a 170 estudiantes que recibieron una determinada puntuación en función a su popularidad durante los primeros días del nuevo curso. Al cabo de tres meses volvieron a repetirse las votaciones, comprobándose que aquellos que tenían una puntuación más alta habían perdido demasiados puntos, mientras que la de aquellos más discretos había aumentado.
Una ciencia que no falla, confirmando que durante los primeros días de interacción, una persona guapa, tan segura de sí misma y sociable (los narcisistas lo son, y mucho) termina desinflándose al cabo del tiempo por su búsqueda de atención constante, sus críticas hacia quienes consideran "inferiores" y su incapacidad para empatizar emocionalmente con el compañero. A su vez, aquellas personas que pasan más desapercibidas durante los primeros días de clase terminan consiguiendo relaciones más profundas al ejercer el mismo proceso del narcisista, pero a la inversa.
En lo que respecta a las relaciones de pareja, estar con un narcisista puede suponer un problema aún mayor, ya que muchas de estas personas tienden a comparar a su pareja con otras más atractivas, a ejercer una sutil presión para "ponerse en forma" o "estar más saludable" y, en definitiva, irradiar una toxicidad poco recomendable para personas que ven más allá de una cámara de smartphone en modo selfie.
El narcisismo puede afectar a tus relaciones si no sabes moderarte y tratar de ver más allá de esa constante obsesión por enfocar tu vida, tu cámara o tus comentarios hacia ti, y solo a ti. Un mal que, a pesar de sus nuevas formas de expresión, no ha cambiado tanto respecto a aquellos años en los que Narciso rechazaba a ninfas y doncellas todos los días.









