La princesa Eugenia de York, nieta de Isabel II, y Jack Brooksbank dieron el sí en la capilla St. George, donde también se casaron Meghan y Harry. La radiante novia apareció con una enorme sonrisa y con un vestido de novia que superó cualquier expectativa.
La princesa Eugenia impactó con su tiara de esmeraldas y su espalda al descubierto

La princesa siempre fue osada y audaz en sus atuendos, de hecho, su estilo llama mucho la atención por la combinación de texturas, colores y cortes. Cuando se trata de moda, Eugenia es desafiante: no le teme a las asimetrías ni a los sombreros extravagantes.

En el día de su boda, la princesa fue fiel a su estilo con un maravilloso vestido de los diseñadores londinenses Peter Pilotto y Christopher De Vos. De acuerdo a People, los diseñadores trabajaron juntos en el diseño del vestido e investigaron los estilos de vestidos de novia de la familia real a lo largo del tiempo.
El vestido tiene detalles que lo hacen único. En la tela hay símbolos que son significativos para Eugenia: un cardo por Escocia, su marido tiene cariño por Balmoral; un trébol por Irlanda como un homenaje a su familia materna; la rosa de York y la hiedra que representa la casa de la pareja.

El escote se dobla alrededor de los hombres y tiene una espalda en v. De acuerdo a Harper Bazaar, el vestido se hizo capa por capa, desde el corsé y la falda hasta el corpiño ajustado. Está hecho de seda jacquard, algodón y viscosa. La princesa no lo acompañó con un velo, elección que llamó la atención.
Dicen que una novia se da cuenta cuál es el vestido indicado porque al verlo es amor a primera vista, y Eugenia le contó a Vogue que no tenía dudas de cómo sería su vestido para el gran día: «El vestido es la única cosa sobre la que estaba realmente decidida. Tan pronto como anunciamos la boda supe quién sería el diseñador y qué look quería. Nunca creí ser el tipo de persona que sabe exactamente lo que quiere, pero he estado bastante decidida con todo esto».

La tiara de la princesa fue prestada a ella por su majestad la reina. Es de «brillantes rosa engastados en platino, con seis esmeraldas a cada lado», según un comunicado publicado en el sitio web de la familia real. Fue hecha por Boucheron en 1919 y pasó a formar parte del legado de la reina Isabel II en 1942.
«Los aretes de diamantes y esmeraldas que llevaba la novia son un regalo de bodas del novio», aclara el comunicado.

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