Los usamos a diario, son parte de nuestra vestimenta y no podemos salir a la calle sin ellos. Hay de todos los tamaños y estilos y son la ropa interior femenina más usada. Sin embargo, a pesar de que son parte de nuestra vida diaria, poco sabemos sobre ellos.
La Historia de los sostenes

¡Conoce la historia de los sostenes a continuación!
A lo largo de la historia se ha pasado de mostrar el busto hasta ocultarlo. En el 2500 A.C, las mujeres de la Creta minoica utilizaban unos sujetadores que levantaban sus pechos sobreponiéndose al resto de su vestuario.
En el mundo clásico (450 A.C al 285 D.C), las mujeres griegas y romanas se ceñían el busto con una faja para reducir su volumen. Esta moda sería reintroducida siglos más tarde por los padres de la Iglesia.
Desde su aparición en Grecia, el sujetador y el corsé se convirtieron en las prendas principales con las que los hombres han intentado remodelar a las mujeres a su gusto.
En 1550, Catherine de Médicis, esposa del Rey Henri II de Francia, introdujo las tallas ajustadas y los pechos oprimidos con corsés que buscaban estrechar la cintura de las mujeres desde 12 hasta 32 centímetros y que eran extremadamente incómodos y dolorosos.
En París, en el siglo XIX se inventaron artilugios para aumentar el tamaño de los pechos, el llamado perfeccionador del busto estaba formado por unas almohadillas de lana que se acoplaban al corsé de ballenas.
También en el siglo XIX, las mujeres francesas pudieron proveerse de las primeras almohadillas de goma. En esa época, los sostenes o sujetadores eran nada más que ampliaciones de los corsés.
En 1850 aparecieron las primeras piezas de ropa interior pero no se pusieron de moda hasta 1860.
En 1873, Olivia P. Flynt creó una prenda que sostenía ambos senos con una bolsa de tela apoyada con tirantes muy gruesos, los cuales se podían hacer más delgados, agregar encaje o hacerlo más acolchado para resaltar el busto.
Desplazando al incómodo corsé

Se rumorea que el sujetador pudo ser inventado por Charles Debevoise en 1902 o por Philippe de Brassière siendo este último el que le diera el nombre de bra o brassiere en inglés.
En 1907, el sujetador aparece mencionado por primera vez en la revista Vogue. Y en 1012 el diseñador Otto Titzling dijo haber diseñado un sujetador para la cantante Swanhilda Olafsen, pero al no haber patentado su diseño perdió la oportunidad de figurar como el creador del sujetador moderno.
El honor se lo llevó Mary Phelps Jacobs, una señora de la sociedad neoyorquina que diseñó, en 1913, un sujetador que fue desplazando de a poco al incómodo corsé.
Todo ocurrió cuando Jacobs adquirió un traje de noche muy caro para una fiesta de sociedad, que no lucía bien con la silueta del corsé. Fue así que con la ayuda de su doncella diseñó un sujetador sin espalda, usando dos pañuelos blancos, una cinta y un cordón.
Su creación sorprendió a sus amigas y Jacobs decidió mostrar su diseño a una oficina de patentes. En 1914 obtuvo la patente del sujetador sin espaldas y diseñó manualmente varios centenares de sujetadores. Sin embargo, sin una campaña adecuada, el negocio se derrumbó.
Poco después Mary mostró su diseño a una diseñadora de la Warner Brothers Corset Company de Bridgeport Connecticut. La empresa le ofreció 1.500 dólares por los derechos de patente y ella aceptó.
El uso del sostén se disparó en 1917 gracias a que en Estados Unidos le pidió a las mujeres que no usarán corsés en plena Primera Guerra Mundial para ahorrar en metal y poder fabricar buques de guerra.
Símbolo de libertad

Al poco tiempo los diseños del sostén de Mary Jacobs tenían variaciones, como la tela elástica en 1920. El sostén pronto se convirtió en una prenda popular y un símbolo de la libertad de la nueva mujer.
Ya entre 1941 y 1945, aparecieron los primeros sujetadores de fibras sintéticas. En 1950, los primeros sujetadores sin tirantes y en 1959 apareció la lycra como un material popular para los sostenes.
En los sesenta y con las famosas protestas feministas las jóvenes quemaron los sostenes como símbolo de la liberación femenina. Pero eso estuvo lejos de ser el fin del sostén, ya que esta prenda súper útil tuvo un nuevo auge en las décadas posteriores y hasta el día de hoy, con nuevos modelos que buscan satisfacer las diferentes necesidades de las mujeres, desde los modelos deportivos hasta los ergonómicos.
A pesar de que los usamos a diario, muy poco sabíamos sobre la historia de los sostenes y sobre lo codiciados que llegaron a ser y todo lo que tuvo que ocurrir para su popularidad.
Sin duda tenemos mucho que agradecer por esta prenda que dejó atrás al incómodo corsé y ¡nos permitió sentirnos más cómodas y seguras con nuestro cuerpo!


