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Su hija moriría 15 horas después del parto, aun así continuaron con el embarazo... ¡La razón te emocionará!

Las casualidades no existen, todo lo que nos pasa tiene una razón, el destino es perfecto porque nos enseña y nos prepara para cada momento clave de la vida…

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Abbey y Robert tuvieron que pasar por una situación muy difícil durante el tercer embarazo de la pareja. Todo parecía ser perfecto y la llegada de su tercera hija los llenaba de alegría. Decidieron llamarla Annie (significa gracia), era una de las niñas más deseadas del mundo. ¡Se iba a agrandar la familia, todos estaban expectantes!

Pero a las 19 semanas de embarazo, la vida de esta familia cambió para siempre… A través de un escáner anatómico descubrieron que su pequeña tenía anencefalia. Esta anomalidad del tubo neural impide el desarrollo normal del cerebro, de hecho, el bebé se desarrolla sin parte de su cerebro y del cráneo. En otras palabras, Annie y la vida eran incompatibles.

En este caso la ley avalaba a la joven madre en el caso de que quisiera abortar. De hecho, las estadísticas la acompañaban, casi el 95% del total de los embarazos con diagnósticos parecidos a los de Annie se interrumpía antes de llegar a término.

Sin embargo, Abbey y Robert supieron que la corta vida de su pequeña tenía una razón y por eso no interrumpieron el embarazo. Consultaron con su médico sobre las condiciones en las que la pequeña llegaría al mundo, si sentiría dolor durante el nacimiento y cuánto tiempo iba a estar junto a ellos.

La expectativa de vida de Annie serían 15 horas aproximadamente y no experimentaría ningún tipo de sufrimiento durante su pasaje por la Tierra.

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El propósito

Sus padres estaban devastados con la noticia, sin embargo sabían que la vida de Annie no sería en vano. En otra consulta médica, Abbey preguntó sobre la posibilidad de donar los órganos de su hija. Annie sería una perfecta donante, si bien no nacería con la totalidad de su cerebro, los demás órganos podrían ser donados.

Desde ese entonces y hasta que la pequeña llegó al mundo, Abbey y Robert tuvieron decenas de reuniones en el hospital para planificar con los médicos cómo sería el tiempo de Annie con sus padres y qué harían luego para mantener sus órganos en buen estado.

Su hija daría vida a otras vidas, esa era su misión y lo que mantenía vivo el espíritu de esa familia.

El nacimiento

Abbey estaba ansiosa por conocer a Annie, y no era la única. El hospital estaba conmocionado con su historia y Robert un tanto asustado. Pero la paz se apoderó de la sala de parto y la llegada de Annie colmó a todos de felicidad, la tristeza no era parte de esta historia.

Tras el nacimiento, Annie colmó a esta familia del amor más hermoso que alguien haya experimentado. Fueron las horas más bonitas de la vida de Abbey y Robert, en la que disfrutaban de su hija y además estaban colmando de felicidad a otras familias.

Para las 23 horas todos estaban muy cansados, pero no querían perderse ni un minuto de la vida de este ángel. De pronto,  Abbey escuchó que su princesa se apagaba lentamente, se dio cuenta, ya era hora. La despedida fue dolorosa, pero estaban listos para que Annie se convirtiera en un ángel y que sus pequeños órganos salvaran la vida de otros niños.

Su  hermosa niña llegó al mundo con una misión y la cumplió, nada de esto fue una casualidad, el destino estaba hecho para que la familia de Annie y Robert le dieran todo ese amor y luego la dejaran ir…

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