No es noticia nueva que nuestros hijos se encuentran en contacto con los sonidos desde antes de nacer, y que se recomienda la escucha de música a las embarazadas para estimular o relajar al bebé. Pero una vez que ese niño llega al mundo, es ideal que se continúe exponiéndolo a la música.
Los niños en contacto con la música

Los primeros años son fundamentales para contribuir al buen desarrollo intelectual y emocional. Está comprobado científicamente que la música estimula la parte izquierda del cerebro, la cuál se encarga del proceso de aprendizaje del lenguaje y del pensamiento lógico. Es por es que se recomienda a los padres que acostumbren a cantar a sus hijos canciones asociadas a las actividades de todos los días, como a la hora de bañarse o de guardar los juguetes. Seguro que en este momento tienes en mente “a guardar a guardar cada cosa en su lugar”, pero si no conoces este tipo de canciones ¡anímate a inventarlas tu mismo!
Por otro lado, hay ciertos estilos musicales como por ejemplo, la música clásica, que no sólo aportan tranquilidad al ambiente sino que ayudan a mejorar la concentración. Esto resulta ideal si tu niño se encuentra en los comienzos de la etapa escolar, cuando está acostumbrándose a hacer deberes y otro tipo de tareas que requieren dedicación. Personalmente, les recomiendo la música de Mozart -y ya de paso, también el libro “El efecto Mozart” de Don Campbell- pero si van a casi cualquier tienda de discos pueden encontrar diferentes opciones de música para niños.
Algo también muy importante en los más pequeños es la relación con sus pares. La interacción musical por medio del canto en grupo o de más grandes, la combinación de instrumentos musicales, es ideal para fomentar el valor del trabajo en equipo.
Así que ten en cuenta estos beneficios y no dejes de fomentarle a tu hijo el contacto con la música. No solo estarás ayudándolo en su aprendizaje, sino que estarás realizando un hermoso acto de amor del que siempre se sentirá agradecido.









