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Enfermedades Infantiles

Los espasmos del sollozo

Publicado 28 Sep 2007 – 07:58 PM EDT | Actualizado 2 Abr 2018 – 09:15 AM EDT
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Es normal que los padres (sobre todo los primerizos) se asusten mucho, ante situaciones que a los hechos no son tan alarmantes. Y muchas veces esa preocupación es exagerada… ¿pero quien los puede culpar? La preocupación es producto del cariño… y el cariño nunca viene mal.

Hay ciertas enfermedades que aparentan ser más graves de lo que son, y asustan mucho pues sus síntomas son similares a otros cuadros más graves. Una de esas enfermedades son los espasmos del sollozo.

Los espasmos del sollozo, como antes dijimos, no son episodios realmente graves. Sin embargo, ponen con los pelos de puntas a los papis, ya que el bebé se pone de color azul o muy pálido, aparentando no reaccionar  ante estímulos muy enérgicos.

Ese tipo de síntomas alarma y con razón a los padres, que viven los espasmos del sollozo como una experiencia muy desagradable y alarmante.

La forma más usual en que se presenta esta enfermedad, es en su versión denominada de tipo cianótico y es cuando el niño se torna azul. Este tipo de espasmos del sollozo se presenta frecuentemente entre los niños de 6 meses y los 2-3 años, aunque también se han presentado casos en niños de 2 meses.

Aunque no tan frecuente, existe otra forma de espasmos del sollozo, con una gravedad mayor. Esta variante es denominada de tipo pálido y se inicia entre los 12 y los 24 meses de edad, finalizando entre los 4 y 6 años.

Porque se produce no se sabe bien. Sus causas no quedan muy claras. Sin embargo existen algunos factores que predisponen a padecerle. Aquellos niños caprichosos, superprotegidos por el entorno familiar, capaces de imponer su voluntad sin mayores dificultades y que ya han vivido en la familia un espasmo del sollozo, tienen más probabilidad de una repetición.

¿Cómo sabemos cuando se produce? Bueno, debemos reconocer sus síntomas. En los espasmos de sollozo simples o tipo azul, los síntomas frecuentes pasado el episodio, son: una pausa de silencio, la suspensión de la respiración por parte del niño y una tonalidad azul o morada en la piel (cianótico).

Dijimos al comienzo que la crisis no tiene la gravedad que aparenta por sus síntomas, pues justamente, se resuelve en forma espontánea tras una inspiración profunda. Además la recuperación es rápida, aunque después el niño se quede dormido o "atontado" a causa de la falta de oxigenación en el cerebro.

Habitualmente no hay pérdida de conciencia a no ser que el episodio se prolongue. Por tanto, lo mejor es saber que es, y no preocuparse tanto (aunque bien sabemos que pedirle ello a un padre querendón, es imposible)

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