Lifestyle

Las marcas que nos deja ser mamá

Imagen Thinkstock

Desde hace un tiempo veo, especialmente en las redes sociales, campañas que apuntan a revindicar el cuerpo de las madres, ese cuerpo que no siempre es el que teníamos antes y que muchas veces nos gustaría cambiar. Si hay algo que no nos dicen, o mejor dicho ignoramos, es que después de llevar a un bebé en nuestro viente durante 9 meses y aumentar unos cuantos kilos, nada vuelve a ser igual...

PUBLICIDAD

Es así, lamento decirlo, a no ser que hayas sido bendecida por la genética, por una voluntad de hierro que te permita seguir una dieta saludable acompañada de ejercicio o por tratamientos estéticos que puedas costear, nada vuelve a ser lo mismo.  Hay marcas que van a quedarse con nosotras de por vida, pueden ser las estrías, las manchas del embarazo, la cesárea o la episotomía.

De la negación a la aceptación

Si bien al principio puede que nos ponga mal vernos en un cuerpo " que no es nuestro", que no podemos reconocer porque ya no es lo que era, sobra piel, hay estrías y cicatrices... Con el tiempo vamos aceptando y amando esas marcas y tratando de corregir lo que está a nuestro alcance, ya sea cuidando nuestra alimentación o haciendo interminables rutinas de abdominales.

Los primeros meses, incluso el primer año, no tenemos tiempo ni de mirarnos al espejo, u optamos por no hacerlo porque muchas veces el cansancio, la falta de tiempo y de horas de sueño nos juegan más que en contra y la imagen que vemos reflejada dista bastante de la que solíamos ver.

Imagen Thinkstock

Marcas que marcan

Con el paso de tiempo empezamos a ver las "heridas de guerra", esas cicatrices que nos quedaron y cuentan una historia y un poco más adelante empezamos a aceptarlas y hasta a quererlas de alguna forma, porque son las que nos permitieron crecer y amar mucho más de lo imaginable, son las que nos hicieron madres y son "marcas que marcan" y nadie nos va a poder quitar.

PUBLICIDAD

Así que, una buena alternativa para no sentirse mal, es dejar de torturarse porque ya no somos lo que éramos. No hay forma de seguir siendo las de antes, engendramos y dimos a luz a una vida, así que no hay chances de que podamos seguir siendo igual que antes por dentro ni por fuera.

Hay que aprender a quererse y aceptarse, seguro que una vez que lo logremos todo será más fácil para nosotras.

>> Disfruta de la naturalidad de tu cuerpo después de la maternidad