Una de las preocupaciones más comunes en los padres es el hecho de que sus hijos reaccionen de diferentes maneras, a pesar de que se les esté criando de un modo determinado. La explicación es muy sencilla: cada persona nace con un temperamento que sirve de apoyatura a todo el arsenal educativo. Traemos una especie de predisposición del carácter que puede ser amoldada, pero no eliminada pues es parte de nuestro sello personal.
Diferencias de temperamento en los niños


De este modo, es importante que los padres sepan que los distintos métodos para criar a los hijos deben ser compatibles con estas disposiciones del carácter. De nada sirve forzar a la naturaleza, lo ideal es encontrar maneras que aprovechen el temperamento básico del niño para desarrollar una personalidad sana y creativa que pueda realizarse plenamente en la vida.
Algunos niños son muy tiernos, se ríen con todo el que se acerca, tanto que llegamos a decir de ellos que tienen muy buen carácter. Otros, en cambio, se irritan fácilmente y protestan por cualquier situación. Se dan aquellos que son muy tímidos y les cuesta relacionarse con los adultos. Lo primero que cada padre debe hacer entonces es observar muy atentamente cuáles son las reacciones básicas de su hijo y aprender a lidiar con ellas.

No hay otra forma de llevar adelante esta tarea que pasar por un proceso de prueba-error. Poco a poco los padres se van sensibilizando con la personalidad del recién nacido y llegan a saber cómo responder con mayor eficacia. Conviene saber que no hay un temperamento mejor que el otro, cada uno de los caracteres puede ser aprovechado para el bien de todos los elementos de la familia, la cuestión estriba en encontrar las claves para que funcione lo más aceptablemente posible en la dinámica hogareña.
Ojo con el siguiente consejo: jamás debemos castigar a nuestros hijos por el estilo temperamental que tengan. Las críticas destructivas sólo conseguirán provocar frustraciones y tristezas grandes en los pequeños. Ellos no son responsables de tener un tipo de carácter determinado. Lo realmente útil en estos casos es enseñar al propio niño a asumir la vida desde su personalidad.
Si sabemos transmitirles afecto y valores positivos a nuestros hijos sobre los seres humanos y el mundo circundante, ningún carácter podrá interponerse en su camino a la hora de crecer como personas valiosas y auto-determinadas.
Recordemos que también nosotros, los padres, fuimos una vez niños con un temperamento a desarrollar. La educación es un proceso difícil, pero debe respetar siempre la naturaleza de los seres humanos. Este es el único camino que conduce verdaderamente al éxito educativo.









