La maternidad no es tarea sencilla y menos cuando es tu primer bebé. Todo es nuevo y es un proceso de aprendizaje. En ocasiones, puede haber inconvenientes con tu pequeño, pero la mayoría son completamente normales. Con esta guía sabrás identificar mejor las situaciones cotidianas que vivirás siendo madre.
10 cosas "malas" que le pasarán a tu bebé y no deben hacerte sentir que eres una mala madre

Algunas pueden no ser tan buenas, pero eso no significa que no estés haciendo tu mayor esfuerzo. ¡No estás sola!

#1 Cólicos
Los cólicos son molestias y dolor en el estómago de tu bebé. Son causados principalmente por la ingesta de aire al amamantarlo o tomar biberón. También pueden ser ocasionados por intolerancia a la lactosa.

Estos son más comunes de lo que piensas, sobretodo en los niños más pequeños, ya que su intestino aún no madura por completo. Suelen ser motivo del llanto del bebé, pues resultan bastante molestos.

Para evitarlos, lo más recomendable es golpear suavemente la espalda de tu pequeño. Debe hacerse de manera ascendente y por varios minutos. Esto hará que el bebé eructe y así el aire no se acumulará en su estómago.

Si ya los tiene, hay diversas maneras de aliviarlos. Una de ellas es masajear la pancita del bebé con movimientos circulares. Debes hacerlo de manera suave, girando hacia el sentido de las agujas del reloj y con ayuda de un aceite o crema especial para su piel.
También puedes colocar agua tibia en una botella o bolsa especial y ponerla sobre el estómago del niño. Otra opción es remojar un paño con agua caliente. En ambos casos, debes asegurarte de que la temperatura no sea muy alta, recuerda que su piel es más sensible que la de un adulto.

#2 Rozaduras
Otra de las afecciones más comunes en los pequeños del hogar son las rozaduras. Se trata de una irritación en la piel, suelen presentarse en la zona genital y en el área de los glúteos.

Son ocasionadas por la fricción del pañal y el contacto con los desechos del cuerpo. Suelen causar dolor y lesiones en la dermis del bebé, pero afortunadamente hay maneras de evitarlas.

Lo principal es revisar constantemente el pañal del bebé, para así limpiar al pequeño lo más pronto posible. La humedad es un factor que genera las rozaduras.

También puedes aplicar una crema especial para las lesiones cada vez que cambies al bebé. Su piel se recuperará rápidamente y disminuirán las molestias. Puedes adquirir aquí la que se muestra a continuación.

A la vez, se recomienda no apretar demasiado el pañal del infante, así se permite que la piel respire y tenga una mejor ventilación. Si las rozaduras no mejoran, prueba cambiar de marca de pañales, o bien optar por los de tela.

#3 Gripe
La gripe es un padecimiento muy frecuente, tanto en niños como adultos. Afortunadamente, se trata de una enfermedad leve cuya recuperación es rápida.

Al ser un virus contagioso, no es raro que los niños la adquieran facilidad, sobretodo aquellos que conviven con otros pequeños. La congestión y el goteo nasal son los principales síntomas.

Para ayudar a que tu hijo se sienta mejor, debes hacer que ingiera mucha agua, evitar el aire seco y despejar sus fosas nasales para facilitar la respiración.

Es conveniente llamar al pediatra cuando el bebé es menor a 4 meses. También debe consultarse un médico si el resfrío dura más de una semana.

Debes acudir de manera inmediata al doctor, si tu pequeño se rehúsa a ingerir cualquier alimento o bebida, si tose sangre o ésta le provoca vómitos; también si su piel y labios cambian de color.

#4 Caídas
Los niños mayores de 1 año son propensos a caerse. Los pequeños aún están aprendiendo a mantener al equilibrio y trasladarse por sí mismos.

A los infantes les gusta descubrir el mundo por sí mismos, así que cuando empiezan a caminar, buscan un poco más de independencia. Es por eso que las caídas son comunes.

Evita dejar al alcance objetos que puedan ser peligrosos para tu pequeño. Lo mejor es retirar todo para que el pequeño pueda explorar, sin riesgo de golpearse severamente.

Si consideras que la caída fue fuerte, debes acudir al médico para que tu bebé sea revisado. De igual manera, debes hacerlo si el niño no deja de llorar o se muestra desorientado.

Las áreas más sensibles son la cabeza y la espalda, deben revisarse después de una caída fuerte. También puedes evitar los accidentes con ayuda de una alfombra o una superficie suave, donde tu pequeño pueda caminar sin problema.

#5 Reflujo
La mayoría de los bebés suelen regresar o escupir un poco de leche, después de tomar el biberón o ser amamantados. Es una situación muy común.

A esto se le conoce como reflujo gastroesofágico. Este sucede cuando los alimentos del estómago regresan durante o después de comer.

Este padecimiento es mucho más común en aquellos bebés que nacieron de manera prematura. La buena noticia es que la mayoría suelen superarlo con el tiempo, sin ningún tipo de tratamiento.

Para evitar el reflujo, es recomendable sostener al bebé de manera vertical mientras los alimentas. También se le debe mantener inmóvil. Asimismo, haz que tu pequeño eructe después de cada comida.
El reflujo puede llegar a presentarse de manera no inmediata, por lo que siempre se debe tener vigilado al pequeño y recostarlo de lado para que pueda respirar sin ningún inconveniente.

#6 Llanto
Cuando se es mamá primeriza, es común que los llantos asusten más de lo que deberían. Pero no hay nada de que preocuparse, el llanto de los bebés es frecuente y muy normal.

Puede ser que el llanto sea constante y aunque intentemos calmarlos por toda las vías, no lo logramos. Esto puede ser angustiante, pero más común de lo que piensas.

El llanto es la manera de comunicarse de los bebés. De esta forma nos hacen saber que necesitan algo de nosotros. Pueden llorar por hambre, sueño o porque tiene frío o calor.

Cuando el pequeño llora de manera persistente, lo más probable es que tenga hambre. En cambio, si el llanto es lento y perezoso, indica que el niño tiene sueño.

Los llantos agudos y estridentes nos indican que el bebé tiene algún tipo de dolencia. Poco a poco, sabrás identificar los llantos de tu hijo y podrás conocer que es lo que necesita.

#7 Heces irregulares
Las heces de los bebés pueden decirnos más de lo que pensamos. Son un reflejo de su estado físico y pueden indicar ciertos problemas que el pequeño pudiera estar padeciendo.

Sin embargo, es muy común que las heces de los recién nacidos sean de color verde o negro durante sus primeros tres días de vida. Conforme crezca, irán regularizándose.

De igual forma, es normal que la textura sea viscosa y no muy firme. Además, los bebés suelen defecar con bastante frecuencia, alcanzando las ocho veces al día.

El factor preocupante puede encontrarse cuando las heces del pequeño se muestren muy duras y que le cueste trabajo desecharlas. Esto indica que podría estar estreñido, por lo que debes consultar a su pediatra para remediar esta situación.

También debe cuidarse que las heces no sean demasiado líquidas y no muy frecuentes, ya que esto podría ser un claro síntoma de diarrea. Esta debe atenderse de inmediato con un especialista.

#8 Alteración en el sueño
No es nada raro que los bebés y niños pequeños experimenten alteraciones en el ciclo del sueño. De hecho, es algo muy frecuente y puede ser causado por diversos factores.

Dentro de los trastornos del sueño pueden encontrarse la dificultad para quedarse dormido o, por el contrario, tener demasiado sueño durante el día.

Es normal que los pequeños no logren dormir con facilidad durante la noche. Incluso, hay niños que se encuentran más activos a esta hora.

Esto no debe extrañarte. Puede ser que algunos niños tengan demasiada energía, y si toman siestas por el día, es probable que no se sientan cansados por la noche. Para evitar el insomnio nocturno, se debe establecer una rutina clara y con una hora determinada para ir a la cama, de tal forma que sea más fácil conciliar el sueño.

En los bebés también es muy normal que esto ocurra. Ellos suelen dormir durante el día cuando están en el vientre, pues es cuando su mamá esta en movimiento y este los relaja. Es por eso que pueden tardar un poco en acostumbrarse a conciliar el sueño durante la noche.

#9 Manchas en la piel
Las manchas en la piel de los bebés son muy comunes durante el primer año de vida. Su dermis es más sensible que la de un adulto, por lo que no es raro que tenga reacciones inofensivas.

Uno de los más frecuentes es el acné neonatal. Surge en los recién nacidos y puede permanecer hasta los 6 meses. En este caso, sólo se recomienda lavar el área con agua y jabón neutro.

También es normal que los bebés nazcan con la piel enrojecida o incluso con una tonalidad morada. Esto se irá desvaneciendo poco a poco.

Otra característica que no debe extrañarte es la aparición de un vello delgadito, fino y suave que cubre el cuero cabelludo, la frente, las mejillas, los hombros y la espalda. A este se le llama lanugo.

Existe otra condición que puede darse en los bebés. La piel puede tornarse de un color amarillo, a lo que se le denomina como ictericia. Es producida por los altos niveles de bilirrubina en la sangre y aparece en los primeros días de vida.

#10 Berrinches
Los berrinches son una respuesta de enojo y son parte de la vida cotidiana de bebés y niños. Aunque en algunos son más comunes que en otros.

Estos actos son una consecuencia de la frustración de los pequeños, la cual no pueden manejar y la expresan de esa manera. Son totalmente normales.

Los bebés y niños están aprendiendo a conocer sus emociones, pero aún no son capaces de controlarlas como un adulto o un niño mayor, por lo que los berrinches pueden ser constantes.

Para ayudarlos a tranquilizarse, existen maneras de reaccionar a los berrinches. Una de ellas es no gritarle al niño cuando está alterado, pues esto puede empeorar la situación y estresar a todo los presentes. Lo mejor es hablarle con una voz calmada, para que también se relaje.

Cuando se le haya pasado el enojo, platica con él y explícale lo que hizo mal, sin alterarte. No ofrezcas una recompensa cuando se calme, debes hacerle saber que su comportamiento no fue correcto.

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