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Tuvo una niñez difícil y hoy está en el Mundial: el portero que cambió su vida al luchar por un sueño

Es el arquero con el «brazo más potente del mundo». Sus saques han alcanzado los 60/70 metros de distancia. Sus pases con el brazo permitieron hacer muchos goles. Pero Alireza Beiranvand, portero de Irán, es mucho más que un gran brazo. Su historia de inspiración recorre el mundo e invita a seguir los sueños.

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El Mundial es una apertura al mundo de muchos jugadores que en su país ya explotaron todo su potencial pero a los que todavía le queda camino por recorrer como ciudadanos del mundo. Alireza es uno de ellos. «Ahora tiene la oportunidad de realizar otro sueño: jugar en un Mundial y quizás mudarse a un club europeo. Después de todo, para los nómadas, el viaje nunca termina», escribió The Guardian y de eso se trata: Alireza Beiranvand fue nómade y decidió perseguir su sueño. Pero, en cierta manera, nunca se deja de ser migrante en este mundo.

Seguir los sueños

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La familia de Beiranvand era nómade. Iba de campo en campo en busca de pastizales para sus ovejas. Él era el hermano mayor de la familia. Siempre trabajó con sus padres para ayudarlos. Ese fue su primer trabajo: pastor. Pero en su tiempo libre jugaba al fútbol y, en una de las ciudades donde vivió su familia algún tiempo, empezó a jugar al fútbol (y al Dal Paran, un juego que implica arrojar piedras lo más lejos posible, según The Guardian. ¿Será por eso que tiene tan buenos lanzamientos?).

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En Sarabias, ciudad que visitó cuando tenía 12 años, entrenó con el equipo local (primero como delantero y luego como arquero dada la lesión de un compañero). Allí descubrió que su futuro estaba entre tres palos y una red: quería ser portero. No obstante, su padre rechazó la propuesta. «A mi padre no le gustaba el fútbol y me pidió que trabajara. Me rasgó la ropa y los guantes», expresó el jugador. Por eso decidió irse y buscar oportunidad en Teherán, capital de Irán.

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En el autobús que lo llevaba a la capital se encontró con un entrenador de fútbol que le ofreció jugar en su equipo a cambio de poco dinero. Pero no tenía plata para pagarle ni para encontrar un lugar donde dormir. Fue así que durmió algunas noches cera de la Torre Azadi, donde varios inmigrantes sin dinero dormían.

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Finalmente aceptó la propuesta del entrenador (quien luego le permitió jugar sin pagar), pero durmió en la puerta del club. «Cuando me desperté noté que me habían dejado monedas. Pensaron que era un mendigo. Pero tuve un desayuno delicioso por primera vez en mucho tiempo», agregó a The Guardian.

El capitán del equipo le dio lugar en su casa hasta que Alireza Berinaavand encontrara trabajo y se pudiera costear una habitación. Su segundo trabajo fue costurero en la fábrica de un compañero de equipo. El tercer trabajo fue como lavador de coches.

Con el paso del tiempo decidió mudarse a Naft-e-Tehran y jugar en un equipo importante de allí. Primero vivió en una habitación del club, pero luego tuvo que irse y en su camino encontró su cuarto trabajo: en una pizzería (donde, además, podía dormir).

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Después de abandonar el local de pizza, trabajó como barrendero. Pero no logró mantener su estado físico y se lesionó. Naft decidió no tenerlo en cuenta. En busca de un nuevo equipo vio como su sueño se desvanecía, explicó a The Guardian. Fue allí cuando desde Naft se lo invitó a volver a las canchas.

Desde ese momento comenzó su crecimiento como futbolista. Y su sueño comenzó a acariciar la meta. Pasó a ser parte de la sub-23 de Irán; se convirtió en el portero titular de Naft y se volvió conocido en el exterior en 2014 al lanzar una pelota a más de 60 metros (gracias a su práctica de pequeño). Fue un año después cuando se convirtió en golero titular de Irán y, años después, ayudó a su equipo a clasificar al Mundial de Rusia 2018. En el primer partido de la Copa del Mundo no recibió ningún gol. Y atajará frente a España y Portugal, dos grandes potencias futbolísticas.

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«Sufrí muchas dificultades para hacer realidad mis sueños, pero no tengo intención de olvidarlas porque me formaron como persona», manifestó el jugador. Hoy está viviendo y disfrutando su gran sueño.

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