En general, todos podemos identificar de inmediato a un líder en un grupo e intuimos cuáles son las características que lo diferencian de sus seguidores.
¿Será que naciste para ser un líder?


Pero, ¿sabías que la ciencia también tiene algo para decir a este respecto? Hay un único lugar al que podemos recurrir para encontrar la base científica del liderazgo: nuestro cerebro.
Esta explicación científica se remonta a la teoría de las inteligencias múltiples propuesta por un profesor de la Universidad de Harvard, Howard Gardner en el año 1983...
El poder de la inteligencia reflexiva

Gardner propuso que la inteligencia no es una unidad homogénea, sino que es una red de unidades interrelacionadas entre sí. Las clasificó en diferentes grupos y dentro de ellas identificó a la ''inteligencia reflexiva'', que es la que habilita a nuestro cerebro a procesar la información recibida y analizar múltiples resoluciones antes de tomar acción para resolver un problema de manera rápida y efectiva.
Este es el tipo de inteligencia que determina el nivel de liderazgo de cada persona. Esto no es todo: los individuos con un nivel alto de inteligencia reflexiva también presentan un instinto de supervivencia superior, así como una mayor capacidad de afrontar problemas inesperados.
La clave está en entrenar

Todos contamos con un determinado nivel de inteligencia reflexiva y si queremos potenciarla todo lo que deberíamos hacer es entrenarla para lograr que se desarrolle más.
Uno de los ejercicios principales para aumentar el nivel de inteligencia reflexiva es entrenarnos en el pensamiento crítico y creativo. Gracias a estas formas de pensamiento, nuestra mente se mantendrá activa y nuestra inteligencia reflexiva podrá desarrollarse.
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¡Más alternativas!

Otra alternativa para desarrollar la inteligencia reflexiva es a través de la enseñanza y el intercambio de opiniones con niños pequeños. ¡Te aseguro que te será de gran ayuda!
Al final del día, no es determinante si nacimos con un nivel de inteligencia reflexiva muy alto, porque siempre estamos a tiempo de mejorarlo y convertirnos en extraordinarios líderes. Todo líder se prueba en nuevas actividades y siempre está atento a los aspectos de sí mismo que puede mejorar. ¡No pierde su tiempo en juzgar o criticar a los demás!









