¿La crisis económica, la globalización o las ganas de conocer el mundo te han llevado a viajar lejos de casa y vivir en otro país? Abrazarse a otra nueva cultura es más que común en estos tiempos; sin embargo, y por increíble que parezca, en ocasiones el problema no radica en mudarse a otro país, sino en regresar al tuyo cuando crees que estás preparado.
¿Regresaste a tu país natal luego de vivir en el exterior y te sientes perdido? Tienes que leer esto

Tras unos primeros días de reencuentros, fiestas y mucha nostalgia se hace el silencio, estás algo perdido, incluso lloras. Sí, así es el síndrome del emigrante retornado, también conocido como Choque Cultural Inverso. Tranquilo, no eres la única persona a la que le pasa.
Home ¿Sweet? Home

Cuando has vivido en un país extranjero durante un tiempo considerable muchas cosas cambian en ti, aunque no las percibas en un primer momento. Sin embargo, y pese a que tu aventura fue mejor de lo que crees, decides volver a tu hogar. Te puede la nostalgia, la comida típica, las costumbres y, especialmente, tu familia y amigos.
Haces las maletas, celebras una fiesta de despedida y para cuando has llegado al aeropuerto de tu ciudad natal la fiesta prosigue: amigos que se alegran de verte, una madre que te prepara tu comida favorita, reencuentros, ilusión... todo parece realmente prometedor.
Sin embargo, al pasar unos días, esta nube de éxtasis embriagador comienza a perder fuelle y empiezas a ver la realidad con otros ojos. Caminas por tu pueblo o ciudad y descubres que los bares de antaño ya no existen, que tu mejor amigo no está tan disponible como parecía porque ahora está casado y tiene hijos, y las ofertas de trabajo escasean más de lo que pensabas.
De repente te ves añorando los tiempos en aquella ciudad y buscas su presencia en tu vida diaria: comienzas a ver películas en inglés, hablas más con los amigos que dejaste que con los que viven a unos metros de ti y la sensación de pérdida es indescriptible. ¿Te ha pasado?
Choque Cultural Inverso

Los expertos lo llaman Choque Cultural Inverso, y engloba en sí mismo otras muchas sensaciones. Una de ellas radica en la lucha constante entre tu nuevo yo, ese influenciado por todas las vivencias extranjeras, y el que debe adaptarse a ese lugar que creía conocer. De hecho, en muchas ocasiones sientes la necesidad de adaptar ese carácter más nómada o viajero a uno más estable, como una copia de cada una de esos viejos amigos que nunca salieron de su ciudad. Amigos que, a veces, tampoco podrán entenderte como sí lo harían las personas que dejaste atrás.
Si este es tu caso, mi consejo es que continúes con la vida que tú quieres y que no te dejes llevar por impulsos repentinos. Volver a tu país no tiene por qué significar que debas estabilizarte, ni llevar la vida del resto. De hecho, y como alguien dijo una vez, "a veces es necesario volver al lugar en el que nacimos para tomar impulso". Y como todo nuevo cambio se exige una reflexión tan dulce como amarga, un cambio definitivo que te haga aceptar el tipo de vida que realmente quieres tener y que no aún no sabías cuando hacías las maletas de vuelta a casa.
El síndrome del emigrante retornado se ha convertido en el principal problema de todas esas personas que decidieron volver a su país de origen tras volver en el extranjero. Un punto de inflexión que, lejos de hundirte, debería servirte para definir cuál es tu papel en el mundo y qué tipo de vida te gustaría llevar.




