La fibrilación ventricular constituye una emergencia médica que se presenta cuando el corazón comienza a latir de forma rápida y errática, y los ventrículos cardíacos dejan de bombear sangre. A veces, es desencadenada por un ataque cardíaco y genera el descenso abrupto de la presión arterial. Como consecuencia, a los órganos vitales les deja de llegar sangre y, de no recibir el tratamiento adecuado, el cuerpo colapsa en cuestión de segundos.
¿Qué es la fibrilación ventricular?

#1 Síntomas

Las principales manifestaciones de la fibrilación ventricular son:
- dolor de pecho,
- taquicardia,
- mareos,
- náuseas,
- dificultades para respirar y
- pérdida de conciencia.
#2 Factores de riesgo

Hay ciertos factores que incrementan los riesgos de padecer una fibrilación ventricular. Estos son:
- un episodio previo de fibrilación ventricular,
- haber sufrido un ataque cardíaco,
- tener un defecto cardíaco de nacimiento y
- el consumo de drogas ilegales, como la cocaína o la metanfetamina.
#3 Tratamiento

Los tratamientos de la fibrilación ventricular se centran en restaurar la circulación sanguínea normal para evitar daños en el cerebro o en cualquier otro órgano vital. Luego de haber conseguido este objetivo, el foco del tratamiento recae en la prevención de futuros episodios de fibrilación ventricular, por medio del consumo de medicamentos o una angioplastia (desobstrucción de un vaso sanguíneo) y la consiguiente colocación de stent (tubo que ayuda a impedir que la arteria se cierre de nuevo), entre otros.
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En términos simples, estas son las premisas básicas de la fibrilación ventricular. Para prevenirla, y así evitar yacer al filo de la muerte, es imprescindible que veles por tu salud cardíaca. ¿Cómo? Por medio de una dieta balanceada (rica en fibra y libre de grasas perjudiciales) y una rutina variada de ejercicios físicos.









