Imagina esta situación: vas caminando por la calle y un perrito se cruza en tu camino, te detienes junto a él y enseguida se pone boca abajo que rasques su pancita.
¿Por qué los perros aman que les rasques la panza y los gatos no? La explicación es adorable

¿Te ha pasado? ¿Sabes cuál es la explicación a dicho comportamiento?

Según la Dra. Margaret Gruen, veterinaria conductista de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, esta acción se relaciona con cuestiones psicológicas (y muy adorables) que probablemente no imaginas.

¿Por qué mi perro ama que le acaricie su pancita?
De acuerdo con la especialista, los perros muestran su barriga como una señal de sumisión y confianza.
Este comportamiento indica que sabe quién es el alfa y que confía en nosotros, ya que es consciente de que no le haremos ningún daño.
«Los perros exponen sus vientres como parte de una exhibición sumisa, a veces durante el juego y con personas con las que se sienten cómodos», menciona la Dra. Gruen.

Al igual que mover el rabito, girarse en su propio eje o ladrar, es una adorable manera de demostrar que se sienten protegidos y seguros. ¡Awww!
No obstante, si dicha postura viene acompañada de gestos como lamer las manos del dueño, abrir un poco la comisura del hocico o meter la colita entre las patas, pueden ser señales de que tiene miedo y está a la defensiva.

Este comportamiento se presenta cuando tiene miedo o se siente intimidado por un animal que es más grande y fuerte que él.
En estos casos, lo mejor es esperar a que el can entre en confianza y acariciarlo solo cuando se sienta cómodo y seguro. De otra forma, es muy probable que te muerda o ataque. ¡Mucho ojo!

¿Qué pasa con los gatitos?
Aunque a los perros les encanta que les rasquen la panza, es importante mencionar que no todos los animalitos disfrutan de esta interacción.
Mientras que los canes aman brincar, correr y lamer, los gatitos tienen otras formas de mostrar afecto.

La Dra. Karen Hiestand, veterinaria y administradora del International Cat Care, subraya que los mininos provienen de ancestros asociales, por lo tanto prefieren ser más huraños en cuanto a contacto físico.
«Los gatos son los únicos animales asociales que han sido domesticados. El resto de los animales domésticos mantienen un vínculo social con otros miembros de su especie», argumenta.

Esto no quiere decir que tu gatito te odia, sino que debes buscar otras alternativas para crear vínculos emocionales.
Por ejemplo; cepillando su pelito con un deslanador, respetando su espacio personal y jugando con él de vez en cuando.

Si notas que arquea el lomo, eriza el pelaje de su columna o maúlla en tono alto y emite bufidos, te está indicando que debes alejarte antes de que suelte un buen rasguño. Ten cuidado.

Ya que conoces las diferencias entre los gatos y los perros, recuerda que siempre debes acercarte con una actitud amigable y amorosa. Al igual que los humanos, pueden estresarse o sentir ansiedad fácilmente.
Trátalos con respeto y mucho cariño, al final del día, estos preciosos animalitos también forman parte de tu familia. No lo olvides.

Y tú ¿cómo consientes a tu mascota? Escribe tus mejores tips en los comentarios.
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