En las películas y en la televisión es común que se retrate la relación entre un padre y su hija con patrones similares: que la acompaña a comprar vestidos, le pone moñitos en el cabello, juega con ella y sus muñecas, y así y así.
Mi papá: mi héroe, mi amigo y mi compañero geek

Aunque esas son situaciones comunes entre papás e hijas, este vínculo se puede expresar de mil maneras diferentes. La mezcla entre el papel fuerte y protector del padre con la inocencia y ternura de las pequeñas resulta en una grandísima variedad de posibildades. ¿A poco no?
No me atrevería a hablar por ustedes, por lo que les contaré un poquito de cómo es relación que tengo con mi pa, porque es distinta a cualquiera que he visto en la tele. Estoy segura de que tú también tienes historias con tu papá que es totalmente irrepetible.
Mi papá es un niño grandote: le encantan los súperhéroes, las figuras de acción, Meteoro y Star Wars. Más o menos a mis cinco o seis años él me llevó a mi primer convención de anime y cómics junto con mi hermano.
Esas salidas se volvieron una tradición e íbamos a La Mole todos los junios y diciembres. Siempre caminábamos entre los puestos, él detrás de mi sosteniéndome de los hombros para no perderme entre la muchedumbre. Él me compró mi primer banda de Naruto. Qué tiempos, jaja.
Si por alguien soy melómana, es por mi papá. Él no lo aparenta, pero es la persona más rockera que conozco. A veces me refiero a él como mi Wikipedia andante porque podría preguntarle cuál es la cuarta canción del quinto disco de Iron Maiden y seguro me contesta.
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En secundaria, cuando se me salió lo metalera, fui a mi primer concierto pesado con él. Fuimos a ver a Metallica con Avenged Sevenfold y Maligno en el Foro Sol. Estoy convencida de que él era más fan de Avenged que la mayoría de los chavos ahí. De Metallica, ni se diga.
Nunca había caído en cuenta de lo especial que era mi relación con mi papá hasta que me di cuenta de que la mayoría de mis amigos no iban a conciertos porque sus papás no los dejaban, o que salían de todos modos a escondidas. En cambio, yo iba con él y nos comprábamos playeras iguales.
A él le gusta presumirme con sus amigos como su pequeña rockera. Me encanta que me acepte y me quiera por mis diferencias, aunque hace mucho haya dejado de ser esa chaparra de vestidos rosas. De hecho eso nos volvió más cercanos porque ahora compartimos una de nuestras pasiones más grandes.
Yo sé que estás leyendo esto, pa. Sé que estás ahí, porque siempre lo has estado. ¡Feliz día del padre! ¡Wooo!
Cuéntanos, ¿qué es lo que hace tu relación con tu papá tan especial? ¿Qué recuerdo guardas con más cariño?









