Las lentes de contacto o lentillas suelen ser muy recomendadas por su practicidad y comodidad al momento de utilizarlas en la vida cotidiana. Con las debidas precauciones y medidas de higiene estrictas no causan inconvenientes, aunque su uso debe ser controlado y escrupuloso a fin de evitar complicaciones que pueden resultar sumamente perjudiciales para la salud, tales como conjuntivitis, abrasión, edema o úlcera corneal.
¿Lentes de contacto o gafas?

Por lo tanto, no deben usarse más horas de las indicadas ni dormir con ellas puestas. Tampoco deben intercambiarse con nadie. Es fundamental quitarlas si los ojos se irritan, así como es imprescindible lavarlas y desinfectarlas con las soluciones apropiadas cada vez que se coloquen o retiren.
Respecto a la opción entre lentes de contacto y lentes aéreos, existen ventajas y desventajas de las lentillas ante los segundos.
Las lentillas son más eficaces en la corrección de defectos visuales ( miopía, hipermetropía y astigmatismo); pueden frenar la progresión de los defectos de la visión, especialmente la miopía; amplían el campo de visión, se aprecian mejor las distancias y son recomendables para conducir y hacer deporte.
Sin embargo, requieren de cierto período de adaptación y una higiene escrupulosa; existe riesgo de infecciones oculares, causadas por bacterias u hongos, así como de edema y úlcera corneal; posibilidad de intolerancia a los productos sados para la limpieza y mantenimiento; pueden ser mal toleradas en caso de ojos secos con insuficiente producción de lágrimas, así como no dar resultados satisfactorios en caso de presbicia (vista cansada).








