No suena nada descabellado que acorde a las diferencias en los organismos entre el hombre y la mujer pueda pensarse que ambos géneros se alimentan de forma diferente. El grácil cuerpo de la mujer en contraposición al más robusto del hombre, el ciclo menstrual, el embarazo y otras tantas diferencias entre ambos sexos son una garantía a la suposición de que las necesidades alimentarias de los dos deben ser diferentes.
Las diferencias en la alimentación de hombres y mujeres

Así lo demuestra una encuesta presentada hace un mes y medio y llevada a cabo por la Foodborne Disease Active Surveillance Network ente el 2006 y el 2007, la cual recogió las opiniones de 14.000 estadounidenses de ambos sexos.
Según los resultados de este estudio los hombres y las mujeres se alimentan de forma diferente; ¿pero qué es lo que diferencia la alimentación del hombre de la de la mujer? ¿Qué alimentos específicos consumen ambos sexos?
En base a lo extraído por los investigadores, los hombres son más proclives a comer carne roja y blanca. Este tipo de carnes incluyen todo tipo de carnes rojas y carnes como el pato, el pollo y el pescado. Especialmente este último es muy común en las personas de sexo masculino, el cual según el estudio forma una parte importante de la ingesta masculina.
Por otra parte, las mujeres tienden a focalizarse en frutas y vegetales. Dentro de las frutas las preferidas son especialmente las manzanas, fresas o los arándanos, mientras que en cuanto a los vegetales los más seleccionados son las zanahorias y los tomates.
La encuesta también señala que las mujeres tienden a comer más huevos y yogurth que los hombres, entre algunas otras puntualizaciones más detallistas en cuanto a la alimentación de ambos sexos.
A pesar del prestigio de esta encuesta creo que las conclusiones son un tanto sesgadas. Por ejemplo, el estudio aspira a ser algo global, pero en otras partes del globo fuera de Estados Unidos las preferencias alimentarias varían en alto grado a las mostradas por esta encuesta.
Decir que en Sudamérica o en África los hombres tienden a comer pato y las mujeres fresas o arándanos resulta un tanto desviado de la realidad. En cambio apuntar al consumo de bananas o uvas, y también al de otro tipo de vegetales verdes y lácteos sería más adecuado.
Sea como sea, 14.000 es un número bastante abarcativo, y aglutina opiniones de un buen número de personas. Esperemos que al menos estos resultados permitan a la sanidad pública poner en práctica políticas específicas y dirigidas con mayor precisión.
Vía | Eurekalert








