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En invierno: ¿ducha de agua fría o caliente?

Muchos de nosotros responderíamos “¿En invierno? ¡DUCHA CALIENTE!” Y... es lo lógico.

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No sé si alguna vez pensaste en tomar una ducha de agua fría en invierno, pero para la mayoría de nosotros sería una práctica cercana a la tortura. Sin embargo, hay varios beneficios en hacerlo. Aquí los explico brevemente y también detallo algunos inconvenientes de tomar una ducha demasiado caliente.

La ducha fría

En primer lugar, deseo destacar que la idea no es ponerse debajo del agua helada en invierno, sino comenzar con una ducha de agua templada, ir mezclándola con agua tibia para que se entibie y terminar con agua totalmente fría solamente en los últimos minutos del baño. Y estos son los posibles beneficios: 

  • Una mejor circulación: A causa de que el agua caliente hace fluir la sangre hacia la piel y la ducha fría la hace irse hacia los otros órganos del  cuerpo, el cambio entre una y otra contribuye a una buena circulación de la sangre y evita ciertos trastornos, tales como el endurecimiento de las arterias y la hipertensión.
  • Una mejor apariencia de la piel: La ducha caliente abre los poros y eso es ideal para limpiarlos. Pero luego hay que cerrarlos y la ducha fría es el modo de hacerlo. Este procedimiento evita el acné, los puntos negros y la hinchazón, especialmente debajo de los ojos.
  • Un cabello más sano: El agua fría otorga brillo al cabello y por eso se lo ve más sano, dado que cierra su cutícula y esto evita que se quiebre al peinarlo y previene la pérdida de cabello.
  • Ciertos beneficios para la mente: Finalizar tu ducha con agua fría refresca tu mente, al activar la circulación en el cerebro, además de hacerlo en los otros órganos.
Imagen Thinkstock

La ducha caliente

Por último, quisiera comentar algunas particularidades de la ducha “caliente”. Ese término quizá no signifique lo mismo para todo el mundo. Pero hay una temperatura que sí se siente demasiado caliente en todos los seres humanos: cuando la piel enrojece y uno ya no se siente cómodo en la ducha. Es ese calor extremo en el agua caliente el que podría quemarte, y además el agua demasiado caliente remueve los aceites naturales de la piel, lo que contribuye a su envejecimiento.

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Obviamente, eres tú quien va a tomar la decisión. Tomar uno u otro tipo de ducha tenderá que ver con tu gusto personal. Pero algo es seguro: si alternas entre ambas y a temperaturas moderadas y que no sean difíciles de soportar, tu salud se verá beneficiada.

Lee más: 5 prácticos consejos sobre cómo limpiar la ducha 

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